Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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Propuesta de intervención de reparación personal en un caso de agresión sexual

PDF: estalayo-propuesta-intervencion-agresion-sexual.pdf | Revista: 43-44 | Año: 2007

Estalayo Hernández, Ángel
Psicoterapeuta. Asociación Educativa Berriztu.
Miguel del Río, José
Educador Social y Psicopedagogo.
Rodríguez Ochoa, Olga
Psicóloga

Un breve resumen de este artículo fue presentado como Comunicación libre en el XX Congreso Nacional de Sepypna que bajo el título “Entre el pensamiento y la acción: abordaje terapéutico de los trastornos de conducta en el niño y en adolescente” se desarrolló en Badajoz del 25 al 27 de octubre de 2007. Reconocido de interés científico-sanitario por la Consejería de Sanidad de la Junta de Extremadura Badajoz

INTRODUCCIÓN

La presente comunicación tiene dos niveles de presentación y de exposición. De esta forma, pretende como primer objetivo más reflexivo o pseudo teórico centrarse en el análisis desde la práctica de la intervención de las propuestas de intervención que se sostienen en recursos de intervención con la población denominada dentro del amplio paraguas de trastornos de conducta. De este modo, entendemos que en muchas ocasiones tras la misma sintomatología se dan cuadros estructurales diferentes, corriendo el riesgo de recibir la misma indicación de tratamiento. A su vez, también creemos que diferentes sintomatologías tienen el mismo cuadro estructural, recibiendo distinto tratamiento. También desde perspectivas más ecosistémicas se evidencian diferentes dinámicas relacionales y funciones del sistema que mantienen el mismo problema relacional e idéntico paciente identificado o designado.

Por ello, observamos cómo se dan prácticas iatrogénicas al prescribir abordajes inapropiados a personas que comienzan a describir un curso de su enfermedad, fruto de las nuevas relaciones que emanan del tratamiento, cada vez más patológico. Además, la tendencia a homogeneizar tratamientos lo acentúa.
Estamos en una época de búsqueda de diagnósticos precoces y apropiados, en la que esta vertiente de calidad en la práctica es muy importante.

También se pretende rescatar la trascendencia de la persona del profesional que interviene, máxime al tener en cuenta la perspectiva relacional en la que se encuadran este tipo de intervenciones.

Por otra parte, el segundo objetivo más práctico de la presente comunicación es el de estructurar la intervención con un joven dentro de un contexto de control o coercitivo. Existen algunos condicionantes como pudieran ser la involuntariedad de la intervención que condicionan la misma, así como el hecho de tratarse de una etapa adolescente que termina de influir sobre cualquier valoración. No obstante, los mismos criterios pudieran ser aplicables a cualquier menor o joven internado. La especificidad que guía nuestro interés es la de establecer una dinámica que tenga como objetivo final, la reparación del daño causado además del cumplimiento de la medida judicial, consumiendo el tiempo dictaminado de estancia obligatoria dentro del Centro. De esta forma, la reparación no surgiría como un medio de obtener beneficios durante la estancia en el Centro, sino como la consecuencia o el resultado final de una intervención estructurada en base a una concepción del síntoma, de un diagnóstico dinámico y relacional del menor en cuestión y de la articulación de unas fases de intervención que se diseñan a partir de la información recogida en la observación de los profesionales que intervienen sobre el caso.

La dinámica de arranque se basa en la importancia de intervenir con un menor que ingresa en nuestro servicio por motivo de una agresión sexual, sobre aspectos que tienen que ver con la capacidad de aprender a aceptar la negativa del otro a cubrir las propias expectativas. De hecho, la construcción de una narrativa que permitiera elaborar el rechazo sin ejercer la imposición y la violencia surge sin pretenderlo de las características del contexto de intervención. Es decir, el abordaje de las dinámicas establecidas en base a la dificultad de manejo de la frustración, así como de las derivadas de conflictivas internas de otro tipo, es una de las bases de la metodología general de este tipo de Servicios. Sin embargo, dicho cometido solo constituye una base sobre la que implementar la intervención posterior. Así las cosas, la comunicación pretende partir de un concepto de intervención y de concepción de sufrimiento psíquico de este tipo de menores y jóvenes, de una definición de reparación como símbolo de una ayuda reeducativa y terapéutica que va más allá del control y del cumplimiento de la medida judicial en los términos de privación selectiva de la libertad de movimientos, es decir, más allá del contenido aversivo del castigo para llegar a las posibilidades de elaboración que conlleva el encuadre de una relación dentro de este contexto. De esta forma, subrayaremos la importancia del establecimiento de un vínculo significativo entre el menor y joven y la persona de referencia en un encuadre contenedor y validante.

Sea como fuere, se pretende presentar un plan o proyecto de intervención sobre el caso mencionado, temporalizado en un año de intervención, tiempo correspondiente a lo dictado por el Juzgado de referencia.

CONTEXTO DE INTERVENCIÓN

Dentro de este apartado queremos señalar que partimos de un grupo humano de intervención que se compone de un equipo multidisciplinar con una orientación de intervención reeducativa. Con ello, recogemos a su vez, una perspectiva terapéutica de la vida cotidiana, entendiendo que el contacto cotidiano con los menores o jóvenes genera espacios y situaciones que permiten una intervención contingente a la emergencia sintomatológica de cada estructura. Con ello, nos referimos al hecho de que en ocasiones coinciden los mismos síntomas en personas con diferencia en sus diagnósticos estructurales. Este hecho no constituye ninguna aportación, sin embargo, en la práctica de entornos tan estructurados como los centros de internamiento, esta diferencia evidencia la dificultad de implementar la acción educativa desde un único reglamento de convivencia. En este sentido, hemos partido de un diagnóstico diferencial básico para ser utilizado por todos los profesionales del Servicio, al margen de su formación y orientación teórica. Éste se basaría en discriminar entre problemas de disciplina, trastornos de conducta y trastornos de personalidad. Dicha perspectiva parte de una experiencia en este sentido de ASECAL en Salamanca. Su planteamiento diferencia entre las causas de los problemas conductuales, de forma que “las deficiencias en el proceso disciplinario por parte de los adultos que educan (problemas de disciplina) o la negativa a cumplir la norma por parte del niño cuando tiene conocimiento de ella y capacidad para cumplirla (problemas de comportamiento)” (M. Aladro García et al. Los problemas de comportamiento y disciplina: un modelo de intervención. 2003: Bienestar y Protección infantil, Volumen II. Número 1), tienen formas de intervención subsiguientes diferenciadas. Esta forma de clasificación no sería la única empleada. Se considera la clasificación de diagnóstico estructural y la propuesta por Hayez. También se parte de una perspectiva de psicoterapia de apoyo.

En cuanto al contexto señalar que se trata de un Centro de internamiento destinado al cumplimiento de medidas judiciales de carácter cerrado, semiabierto y abierto. Dicho Servicio consta también de una Unidad de Día. El Centro depende de Gobierno Vasco quien dota de plazas para las medidas dictadas por los Juzgados de Menores de Bilbao, Donosti y Gasteiz.

Habida cuenta de lo anterior, es importante ubicar la intervención dentro de un contexto de control que parte de la involuntariedad de los usuarios a recibir ayuda. También es destacable el hecho de que se da una población muy heterogénea en cuanto a edad, origen social, diagnóstico estructural, tipología de delitos o tipo de medida educativo-judicial. Dicho en otras palabras, se trata de un cajón de sastre donde se encuentran menores y jóvenes provenientes de otros contextos como pueden ser el educativo, el sanitario o el de Bienestar social o Protección.

Así las cosas, se trata de un contexto residencial y de convivencia cotidiana, donde se comparten todos los espacios que caracterizan la rutina cotidiana. Ello posibilita conocer a los menores y jóvenes en diferentes registros de relación, intervenir contingentemente sobre los aspectos problemáticos y carenciales que presentan cada uno de ellos, así como potenciar sus recursos personales.

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