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2010-02-20 Le Temps «Nuestras vidas medicalizadas»

Descargar editorial de Le Temps «Nuestras vidas medicalizadas»

(Traducción realizada por Xabier Tapia)

Fuente:

http://www.letemps.ch/Page/Uuid/eb44b8ac-1d9e-11df-8079-8b48e8a46bdc/Nos_vies_m%C3%A9dicalis%C3%A9es

LE TEMPS Editorial Samedi 20 Febrero 2010

Nuestras vidas medicalizadas

Por  Anne Lietti

La nueva versión de la «biblia” mundial de la psiquiatría confirma la tendencia hacia la inflación de las patologías. El DSM es la punta de lanza de un movimiento más amplio de medicalización de nuestra existencia.

¿Es Vd. un conejo caliente o sufre de un trastorno de hipersexualidad? ¿Está cultivando Vd. su spleen o necesita de cuidados para su depresión? En una palabra: ¿está Vd. enfermo o sano, de mente? Pero sobre todo: ¿quién decide?

Perplejidad: existe una “biblia” mundial del diagnóstico psiquiátrico (encuentra en la nomenclatura de la OMS una cierta  competencia). Este libro de libros, este DSM cuya 5ª versión acaba de hacerse pública, viene siendo redactado desde hace sesenta años por una única Asociación Americana de Psiquiatría. Sin embargo, este reducido grupo de profesionales estadounidenses, que mantiene excelentes relaciones con la industria farmacéutica, ha creado una especie de monstruo clasificatorio, que genera, en cada versión, más y más patologías, que, evidentemente están destinadas a encontrarse con “su” correspondiente medicación. El DSM es la punta de lanza, en su terreno, de un amplio movimiento: el de la medicalización de nuestra existencia.

Tenemos todos los elementos para poder permitirnos gritar y proclamar el complot extranjero con fondo de gran capital. Pero hay que admitirlo: esto no basta para explicar el enorme éxito del DSM y de lo que representa. Nadie nos lo impone verdaderamente. Todas estas patologías nuevas, con su nombre científico, nos tranquilizan y nos sirven para que nos las podamos arreglar.

En primer lugar, el etiquetaje parece tener un efecto calmante en la ansiedad de los que sufren. Además permite encontrar argumentos para las bajas laborales y la devolución de los gastos de la medicación y de los tratamientos. Todo ello con un sentimiento de legitimidad que no nos gusta que se cuestione y que no tiene por qué.

Pero algo se nos escapa dentro de la lógica de nuestra aspiración al bienestar. Si seguimos los criterios de la psiquiatría mundializada, pronto, el planeta va a contar con una mayoría de habitantes que sufren psíquicamente. Tal vez haya que esperar ese momento para reencontrar la sensatez que tradicionalmente se atribuye a los locos y preservar nuestra parte de libertad en todo lo que nos ocurre. Sin olvidar el reencuentro con la poesía agridulce de la vida.

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