Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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De la consulta a la psicoterapia de grupo

PDF: consulta-psicoterapia-grupo-perez-crim.pdf | Revista: 51-52 | Año: 2011

EJEMPLO CLÍNICO

La sesión que voy a describir tiene lugar dos meses después de que el grupo se reencuentre tras las vacaciones de verano. 4 niños, 2 niñas (Nadia y Beatriz y 2 niños (Jeronimo y Miguel) continúan a participar de manera regular desde hace más de un año. Un nuevo niño, Alejandro, fue integrado algunas semanas antes de la sesión. En el momento de su integración, la mayoría de los niños presentan dificultades relacionales de importancia variada y serias dificultades de aprendizaje. Un solo niño mostraba signos de un funcionamiento neurótico (con un componente depresivo), los otros presentaban trastornos de la personalidad de tipo borderline. Sus edades estan comprendidas entre 10 años y 12 años y medio. Contrariamente a lo que pasaba habitualmente frente a la integración de un nuevo niño, la primera reacción del grupo nos sorprendió por la buena acogida favoreciendo de entrada la integración de Alejandro.

Al principio de la sesión, sólo Jerónimo y Nadia están presentes con los terapeutas (Jean Pierre Bachmann, Elena Pérez). Nadia se preocupa de la llegada de Beatriz, hecho raro en el grupo en el cual las ausencias no son casi nunca mencionadas espontáneamente.

Llegan Beatriz y Alejandro. Beatriz llega comiendo y ofrece castañas a los otros niños del grupo, a excepción de Alejandro. Alejandro coge el balón y lo tira a la cara de las chicas, y continúa por un momento a adoptar hacia ellas una actitud desagradable, casi amenazadora. Jerónimo dibuja mientras tanto un pajarraco que parece un halcón. Jerónimo pide a Miguel que llega en esos momentos, que le haga un dibujo. Las chicas ofrecen castañas a Miguel.

Un terapeuta: Con la comida que ofrecen, las chicas quieren ayudar al grupo a hacer frente a la situación dolorosa de amenaza de privación, creada por la llegada de Alejandro. (la intervención no señala en que medida las chicas se han sentido en minoría y más amenazadas que los chicos).

Jerónimo continua dibujando, esta vez un coche 4×4.

Un terapeuta: ¿todo era más seguro cuando erais cuatro?

Varios niños se quejan de que las actividades de dos subgrupos chicos y chicas, son impedidas o dificultadas por la presencia de los otros. Cinco no es un buen número y nosotros hablamos de la rabia que ha provocado contra nosotros la llegada de Alejandro y las quejas de las chicas por la elección de un chico al cual habían llamado en primer lugar Alejandra y después «Alejandro-rat»

Los chicos toman posesión de todo el espacio de juego. Con una cuerda que pasa al lado de los terapeutas dividen la sala en dos y hacen una sala de volley-ball

Un terapeuta: «Con esta división parece que se trata de separar a Jean-Pierre de Elena, poner un limite entre nosotros para impedir que haya nuevos niños que vengan al grupo».

Beatriz y Nadia en un rincón, pasan el tiempo comiendo y se quejan de que no tienen sitio. Las reglas del juego de balón son instauradas por los chicos especialmente por Alejandro que de entrada había sido considerado como no muy fuerte pero aceptado como tal.

Se oye un ruido del exterior «¿es un nino nuevo ?» pregunta uno de los chicos. Mientras los chicos continúan jugando, ignorando a las chicas y a los terapeutas, Nadia y Beatriz se quejan o se quedan silenciosas. Nadia pregunta que pasaría si cortara la cuerda que divide la sala.

La primera parte del juego se termina con la victoria de Miguel. Jerónimo hace un lapsus y se dirige a él llamándolo Juan-Miguel (Jean-Pierre). Los chicos cuentan los puntos en italiano (ninguno de ellos habla esa lengua con fluidez). Ese movimiento suscita un comportamiento semejante en las chicas que empiezan a hablar otra lengua entre ellas (alemán).

Nosotros intervenimos para señalar la necesidad que tienen de encontrar nuevas lenguas que los diferencien unos de otros, los chicos de las chicas. (Alejandro – Alejandra).

Un clima cada vez más tenso se instala en el grupo. Nadia reclama a los chicos que le den un trozo de cuerda. La negativa de los chicos desencadena la rabia y la violencia verbal de Nadia. Alejandro abandona el juego y se pone a leer en un rincón. En el juego de balón contra Jerónimo, Miguel se hace daño pero no se queja.

La misma situación se reproduce unos minutos mas tarde. Las chicas han dejado de quejarse y piden a los chicos de poder entrar en su territorio, reclaman atención, y quieren dictar nuevas reglas para la ocupación del espacio.

Después de haber hecho referencia a su deseo de separarnos, tenemos gran dificultad a ser escuchados. Nuestras raras intervenciones son acogidas con una seudoindiferencia y todos intentan ignorar nuestra presencia. El comportamiento de Miguel nos sorprendió, y lo entendimos la expresión de una actitud más ó menos constante de negar todo sufrimiento individual, y las razones por las cuales nos reunimos. El ruido y las discusiones entre las chicas y los chicos en cuanto a la instauración de nuevas réglas entre ellos cubren totalmente nuestras intervenciones. Las reglas que quieren instaurar están destinadas a evitar todo sufrimiento (envidia, celos, rivalidad).

Un terapeuta hace una intervención en ese sentido. Comprendiendo nuestro sentimiento de ser expulsados del grupo, de no ser escuchados, de ser evacuados como reflejo de su esfuerzo por tratar de evacuar sus propios sufrimientos, lleva a uno de nosotros a escribir en la pizarra: « para qué encontrar mejores reglas si el grupo consigue ya muy bien no escuchar lo que Elena y Jean Pierre pueden decir sobre las preocupaciones y los problemas que los concierne.

Varios niños se ponen a escribir las reglas del grupo, y hacen referencia a las reglas que prohíben la violencia. Al final de la sesión, se instala un movimiento depresivo, los subgrupos se dehacen y cada uno en silencio encuentra una ocupación.

Comentarios

Nuestro primer comentario concierne las modificaciones del comportamiento de los antiguos del grupo frente al recién llegado, problema específico de un grupo abierto. A este respecto tenemos que precisar algunos elementos de la historia del grupo: el año precedente el grupo vivía una amenaza de desaparición. Tres niños venían con regularidad, los otros no participaban sino de manera irregular y finalmente abandonaron el grupo. Antes de la llegada de Alejandro el grupo deseaba, con toda la ambivalencia que esto implica, la integración de nuevos niños. Ellos evocaban la posibilidad de la integración de un niño y de una niña con la esperanza de mantener la igualdad numérica de sexo.
Alejandro fue así un objeto investido positivamente por el grupo y también un objeto eminentemente bisexual (Alejandro-Alejandra). Su llegada no impidió a pesar de todo, un sentimiento de decepción en las chicas minoritarias, pero también en todo el grupo, un movimiento de desidealización (Alejandro le rat). Para nosotros esta sesión muestra muy bien hasta que punto la denegación de los sentimientos de rivalidad y de envidia termina por ceder, provocando así de nuevo una tentativa de separación entre los sexos, de afirmación de las diferencias, lo cual aparecerá de forma aun mas evidente en las sesiones ulteriores.

La transferencia en el grupo

Seguiremos el modelo propuesto por Béjarano. En nuestra experiencia y contrariamente a lo que es comúnmente descrito en los grupos de adultos, los movimientos transferenciales frente al mundo exterior están poco representados, o si lo están nos han aparecido poco evidentes, inestables, a excepción de las alusiones siempre hechas por los chicos a personajes idealizados (Chirac, Tony Blair, Maradona) En la sesión que acabamos de relatar, la única relación con el mundo exterior es un movimiento transferencial lateral que concierne dos de los chicos. El mundo exterior da también el alimento que podría calmar la amenaza de privación oral. Los diferentes movimientos transferenciales hacia los terapeutas se manifiestan en varios momentos. El lapsus de Jerónimo (Juan Miguel por Miguel) en el momento de la victoria de este último, hace sin duda referencia a la imagen paterna idealizada. La referencia a las lenguas habladas traduce un doble movimiento identificatorio y de acercamiento hacia los terapeutas. Esta referencia denota también nuestra manera de ver la existencia de un movimiento edipico: los chicos hablan italiano, lengua supuestamente familiar a Elena, las chicas alemán – Bachmann. La intensidad de la transferencia negativa sobre la pareja de terapeutas parece de todas las maneras predominante desde el punto de vista económico. Este movimiento se expresa, la tentativa del grupo de excluir o de separar los terapeutas o de substituirse a ellos.

La transferencia lateral

Esencialmente positivos entre los chicos del mismo sexo y negativos entre los sexos opuestos son los mas manifiestos.

La transferencia grupal

Concierne aquí el grupo entero menos los terapeutas que son excluidos. En efecto, en ningún momento los niños se dirigen directamente a nosotros ni solicitan nuestras intervenciones, (nosotros estamos excluidos imaginariamente, precisamente porque nuestra función plantea problema) (cf. Béjarano).

Esto nos lleva a hablar de nuestra contra-transferencia y del rol evidente que tuvo la intervención escrita. La lectura de nuestras notas suscitó en nosotros varias reflexiones y preguntas. ¿En que medida, identificados al sufrimiento negado de los niños, intentamos salir de nuestro sentimiento de impotencia asegurándonos al mismo tiempo de una restauración narcisista? La intervención escrita, ¿fue un acting o una técnica que en el caso presente parece haber sido tomada en cuenta?

El grupo responde escribiendo reglas que prohíben la violencia. ¿Es una respuesta al carácter inhabitual (y violento) de la técnica interpretativa?

Probablemente sea también una manera de reconocer y contener la agresividad dirigida a la pareja de terapeutas por miedo al desbordamiento.

En ese momento del proceso grupal, Alejandro ¿es el niño (hijo) del deseo del grupo o comienza a ser reconocido como el niño imaginario de los terapeutas, y por consecuente fuente y objeto de agresividad?.

INDICACIONES Y CONTRA-INDICACIONES

Indicaciones

La psicoterapia de grupo de niños, como de adultos, no es un sustituto de una terapia individual. Ciertos autores como Pavlovsky estiman que en toda terapia de niños y adolescentes una experiencia grupal sería aconsejable. Con frecuencia las indicaciones parecen hacerse exclusivamente en función de la aptitud del niño a acceder o no a un trabajo individual en razón de sus grandes dificultades a comunicar sus pensamientos y emociones así como sus dificultades para asociar. Algunas indicaciones a un tratamiento de grupo tienen un carácter claramente estratégico, particularmente en el período de latencia, la SdeG es con frecuencia el único tratamiento que los niños pueden aceptar en razón de las angustias suscitadas por el tratamiento individual, tomando en cuenta también las particularidades de la personalidad de los padres y de sus miedos frente a un tratamiento individual que vendría a ser difícil y poco fructuoso.

Algunos niños que han seguido ya tratamientos individuales, con más ó menos éxito, manifiestan hacia la situación de grupo una capacidad de implicación que contrasta con la vivencia terapéutica anterior.

La psicoterapia de grupo con frecuencia destinada a los niños en período de latencia o acercándose a la pubertad no se limita a esa edad.

Las indicaciones de psicoterapia de grupo son bastante amplias. Si bien no existen criterios claros y precisos de selección de niños para integrarlos en un grupo terapéutico, la mayoría de los autores convergen en los criterios de exclusión. En razón de las dificultades inherentes a los criterios de selección, algunos terapeutas recurren a grupos diagnósticos, en los cuales los niños participan a 3 o 4 sesiones durante las cuales puede hacerse un diagnóstico dinámico de su funcionamiento en el grupo.

Dos criterios son habitualmente descritos en lo que concierne las indicaciones. La necesidad de una evaluación diagnóstica de la estructura de personalidad con sus fuerzas y debilidades, la evaluación de la motivación y capacidades para cambiar. La integración en un grupo dependerá también de la personalidad de los otros niños.

La mayoría de los autores concuerdan en considerar como buenas indicaciones:

  • Formaciones neuróticas no muy estructuradas. En el caso de neurósis constituidas, la cura analítica es más eficaz.
  • Inhibiciones en el ámbito social e intelectual.
  • Pobreza fantasmática cualquiera que sea el origen.
  • Inestabilidades maníacas con fugas del pensamiento.
  • Niños muy ansiosos frente a la autoridad, con grandes resistencias en la relación diádica.
  • Cuadros constitucionales como ADHD, Trastornos del aprendizaje con reacciones emocionales…
  • Trastornos depresivos y ansiedad.
  • Trastornos reaccionales (divorcios).
  • Trastornos del comportamiento (agresividad, personalidad esquizoide, fobia social).

La terapia de grupo puede combinarse con la terapia individual, terapia de familia, guidance parentale, medicación etc.

Contra-indicaciones

Como contra-indicaciones, ciertos autores toman como criterio de exclusión la probabilidad de abandono del grupo y se plantean la cuestión de saber cómo predecir el comportamiento de un individuo en una situación de grupo. Estos autores proponen entrevistas preliminares de exploración de la motivación, la fuerza del Yo, la historia pasada, las repercusiones de su comportamiento en la vida cotidiana y subrayan como contra-indicaciones:

  • Los niños demasiado miedosos en las situaciones sociales frente a los otros niños.
  • Pacientes muy desorganizados, psicóticos o muy ansiosos, pacientes muy narcisistas o psicópatas, pacientes con retraso mental importante.
  • Pacientes con relaciones muy destructivas con sus compañeros o muy aislados en un grupo.
  • Pacientes muy deprimidos y suicidarios

Todos los autores concuerdan con la importancia de establecer grupos bien equilibrados, evitando a pesar de todo una gran homogeneidad (por ex niños inhibidos) con el fin de facilitar el desarrollo del proceso grupal y las diferentes posibilidades de identificación entre los miembros del grupo.

CONCLUSIÓN

Un dispositivo diferente al de la terapia individual nos confronta a nuevos elementos en el conocimiento del inconsciente y del tratamiento de los trastornos psíquicos.

En un grupo cada uno deposita partes ignoradas de si mismo y participa así a la constitución de un espacio de encuentro de partes mutuas (comunes) más ó menos indiferenciadas espacio donde nacen también sensaciones, emociones y pensamientos comunes.

El grupo, investido como objeto, va a orientar los contenidos psíquicos de cada uno y las relaciones entre los miembros del grupo.

Facilitado por el mecanismo de regresión, propio a la situación grupal, podríamos considerar todo lo que se expresa en el grupo, como el reflejo del dialogo interno que cada uno mantiene entre sus diferentes estados de vigilia, entre su mundo diurno (relación a la realidad, relaciones objetales, fantasías…) y su mundo nocturno por excelencia narcisista.

Como en el juego o en los sueños el mundo interno de cada nino se actualiza y se transforma, en este espacio grupal de encuentro, a través de las relaciones que se tejen entre todos y las diferentes posiciones identificatorias posibles en el curso del proceso grupal.

En nuestra experiencia, un espacio terapéutico grupal, como el que he tratado de describir, contiene condiciones específicas que permiten la integración de partes depositadas en los otros miembros del grupo y la elaboración de sus conflictos inconscientes. Junto con el trabajo terapéutico hecho paralelamente con los padres, el trabajo grupal con los ninos contribuye a la construccion de ese espacio de simbolizacion, del que hablé al principio, que permite la emergencia de nuevos vínculos entre el síntoma y la multiplicidad de factores (intrapsíquicos, relacionales, neurobiológicos y del entorno) que concurren en su aparición y que puedan aclarar su sentido.

Para terminar me gustaría señalar la importancia de la formación específica a la psicoterapia de grupo préalable o al menos concomitante para la práctica de psicoterapia de grupo con niños y adolescentes. Esta formación a mi parecer debe incluir:

  • El estudio teórico-clínico de grupos de niños
  • Supervisiones
  • La sensibilación a la dinámica grupal a través de la experiencia personal.

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