Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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El grupo taller. Una forma de abordaje de los trastornos de aprendizaje

PDF: agullo-grupo-taller.pdf | Revista: 11-12 | Año: 1991

Rosa Agullo Gasull
Fundació Eulalia Torras de Béa. Institut de Psiquiatría i Psicología del Men i de l´adolescent. Hospital de Creu Roja. Correr Dos de Maig, 301 – 08025 BARCELONA

Comunicación presentada el 23 de noviembre de 1991 en el curso del V Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente, celebrado en Vitoria

Introducción

El objetivo de la presente comunicación es mostrar alguno de los aspectos clínicos y psicopedagógicos abordados en un trabajo psicológico de base reeducativa donde el denominador común era las dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura.

Consideramos las dificultades en el aprendizaje y por tanto, el fracaso escolar que a menudo va asociado al mismo, más que una respuesta adecuada frente a la exigencia escolar.

A menudo estamos demasiado pendientes de los resultados y prestamos poca atención al trasfondo emocional y personal y a los procesos a través de los cuales el niño aprende. Estos procesos, ya sean de diferenciación, abstracción, generalización, introyección etc, se van sucediendo y requieren gran plastificidad para su desarrollo.

La evolución natural de todo ser humano tiende al conocimiento y a crear pensamiento. Freud fue el primero que se ocupó de los procesos de pensamiento, desde el punto de vista psicoanalítico. Para Freud (1911) el principio de realidad desarrolla la capacidad para pensar y trae como consecuencia el desarrollo de unas funciones mentales tales como la consciencia, la atención, y la memoria las cuales captan la realidad externa, las cualidades sensoriales y almacenan los resultados obtenidos.

A través de juegos verdaderamente investigativos el niño desarrolla sus órganos sensoriales y hace su desarrollo psicomotor. Gracias a “experimentar” y manejar objetos el niño va siendo capaz de perfeccionar sus procesos sensorio-motores, y gracias a ello aprende.

Para Klein (1931, 1946), un niño dominado por una ansiedad excesiva, a causa de conflictos por pulsiones agresivas, tiene dificultades para profundizar en la relación tanto con su madre como consigo mismo; ello puede frenar la tendencia a investigar, y es un factor constitutivo de la inhibición intelectual.

I. de Luzuriaga (1972) nos habla del concepto de “contrainteligencia” para describir el proceso mental activo, encaminado a suprimir el conocimiento a fin de evitar la ansiedad.

F. Tustin (1972) nos habla de “antipensamiento” al referirse a los niños autistas. Para el niño autista pensar significa un riesgo ya que supone diferenciarse.

Cuando el niño no aprende, podemos pensar que algo en su interior está obstaculizando el aprendizaje, o que no está siguiendo una estructuración del pensamiento válida que le permita aprender. En esta situación el niño realiza experiencias frustrantes de las que no aprende, está hiperactivo, descarga la tensión pero no introyecta. Bion (1962) entiende la tolerancia a la frustración como un factor innato y muy importante en la formación de la capacidad para pensar.

En nuestra opinión favorecer la diferenciación, la observación, el pensamiento, la comunicación, la contención etc. es una manera de incidir en los procesos que se dan en toda forma de aprendizaje. Para nosotros, el grupo taller que presentamos a continuación, ha favorecido el desarrollo del pensamiento y la función simbólica facilitando una maduración de las bases para el aprendizaje, permitiendo además, que aquello que aparecía en forma de ansiedad pueda aparecer mentalizado. El grupo ha ofrecido un marco, un espacio contenedor donde digerir las experiencias.

Objetivos y función del grupo taller

Este grupo fue pensado para niños que presentaran dificultades de organización del pensamiento y de la función simbólica, en edades comprendidas entre 9 y 11 años; todos ellos habían consultado por dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura.

El objetivo del grupo era el de proporcionar unas experiencias a través de actividades propuestas en el grupo por los propios niños.

Su función era crear un espacio para que cada miembro pudiera aportar experiencias y que los demás pudieran escucharlo, y compartirlo para aumentar así el conocimiento sobre el mundo externo. Le llamamos taller por su labor comunitaria que permita dar salida compartida a contrariedades que siempre se presentan en cualquier actividad, también porque está basado en actividades constructivas del niño.

El eje del trabajo se basó en la relación que establecían los niños entre sí junto con la terapeuta. A través de la observación de la actitud, palabras, gestos, silencios y reacciones se procuró llegar a la comprensión del funcionamiento del grupo para ofrecerla y potenciar que ellos también puedan ir observándose y desarrollar un mejor conocimiento de ellos mismos.
Pensamos que en el grupo taller, ayudar a observar y a pensar es una manera de favorecer el desarrollo del pensamiento verbal y del simbolismo al tiempo que permite una maduración de la personalidad. Comunicación y verbalización de lo que está sucediendo ayuda al desarrollo del pensamiento verbal ya que poner palabras a las experiencias, enriquece la simbolización.

Material clínico

Se trataba de un grupo formado por 3 niños y 2 niñas (Carlos, Miguel, Pablo, Maria e Isabel) conducido por una terapeuta; los padres de los niños asistían a un grupo paralelo organizado para ellos. Todos ellos habían consultado en nuestro servicio por dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura presentando, en general, un bajo rendimiento escolar. Sus niveles intelectuales eran término medio-bajo con ciertas discrepancias entre las escalas del Wisc. En el momento del inicio del grupo cursaban 4 ó 5 de EGB.

En este grupo, como suele suceder en general en los grupos, la envidia, los celos, la rivalidad, las frustraciones en general se expresan a través de la conducta, por eso fue preciso contener la excitación provocada por los sentimientos. En las actividades compartidas (representaciones de escenas de la vida cotidiana, dibujos, comentarios) se puso de manifiesto la competencia entre los miembros del grupo a veces expresada con marcada agresividad lo cual dificultaba la realización de actividades compartidas. Esta dificultad estimulaba más agresividad.

La observación nos permitía un conocimiento del carácter de cada uno y así una comprensión de las relaciones y de sus dificultades. Ilustraremos el abordaje terapéutico con un fragmento de la primera sesión. Se basa en la observación que como función introyectiva permite el proceso de diferenciación que conduce a una progresiva organización personal.

Se inicia la sesión con las presentaciones mutuas. Luego la terapeuta ofrece papel y lápices de colores que pueden utilizar como mejor les guste. Se acogen a una actividad conocida como es la escolar que los tranquiliza, pero que a su vez, también se expresan a través del dibujo y podemos ver como se escoge un color diferente para iniciar su dibujo que en esta sesión no es todavía compartido. Trabajan en silencio, nadie comenta nada. Van introduciendo colores diferentes al dibujo excepto Miguel que pinta todo en color marrón. Poco tiempo después, María observa a Isabel y cuando ésta deja el color negro que utilizaba lo coge. La terapeuta interviene para mostrar que algunos utilizan colores diferentes y otros no, y ello conduce a tenerse que esperar si el color que se desea lo está utilizando otro miembro del grupo. En este momento Miguel, que no había levantado los ojos de su dibujo desde que lo inició y que era el único que no había cambiado de color, observa lo que hacen sus compañeros. Carlos manifiesta que necesita el color que precisamente ha acaparado Miguel todo el rato. Este ignora el comentario y sigue pintando hasta que termina lo que estaba haciendo. Es a partir de aquí que observa lo que realizan sus compañeros y decide poner colores a su dibujo. Podemos ver aquí cómo se inicia la función de observar, también se observa la rivalidad en la manera de pedir, retener o querer acaparar los lápices.

Poco después María le dice a Pablo que cuando termine con el color amarillo se lo pase. Pablo así lo hace y María dice “gracias”.

Isabel y Carlos miran qué hacen cada uno con el color amarillo. Miguel sigue su dibujo al margen del grupo.

Isabel comenta que ya ha terminado y enseña su dibujo.

Miguel aumenta sus ganas de seguir trabajando. La terapeuta comenta que algunos han terminado y otros no, tienen nuevas ideas para incorporar al dibujo. Pablo añade que tam-poco ha terminado, a María le falta un poco. María termina y firma el dibujo. La terapeuta comenta que María ha querido poner su nombre en el dibujo y lo ha firmado. Todos se interesan por la firma de María excepto Miguel que sigue con su dibujo. Esto les anima a poner también su firma y a comentar las diferentes formas de cada una. Miguel observa y escucha pero no firma el dibujo.

Valoración terapéutica

La duración del grupo fue de un curso escolar (Octubre a Junio) a razón de una sesión semanal. Consideramos que cada uno de los 5 miembros del grupo se benefició de la experiencia grupal. Dos de ellos, Isabel y Pablo fueron dados de alta y continuaron un seguimiento (entrevistas periódicas) con los padres.

Miguel, que presentaba, además de las dificultades de lecto-escritura, dificultades en la relación, como se ha podido intuir a través de la primera sesión del grupo, se pudo beneficiar muy positivamente del trabajo de observación, comparación y diferenciación que se realizó en el grupo. Aumentó su interés por lo que le rodeaba y mejoró tanto su aceptación por los demás como su capacidad de compartir. A pesar de ello, al igual que Carlos y María se consideró que necesitaban más ayuda y se les ofreció un período de trabajo reeducativo individual.

Pablo, niño con una actitud adultomorfa y con dificultades psicomotoras, pudo jugar en grupo y compartir la experiencia. A nivel escolar amplió su círculo de relación consiguiendo una mejor adaptación y unos mejores resultados que lo animaron a seguir en las tareas. Fue dado de alta.

Conclusiones

Consideramos que el grupo taller es una forma terapéutica eficaz que permite la maduración y organización de las bases para el aprendizaje por las siguientes razones:

  1. Ofrece un marco externo para que el niño pueda organizar secuencias mentales.
  2. La actividad grupal compartida permite aflorar en el niño la capacidad para interesarse y conocerse aumentando el conocimiento de si mismo y del mundo que le rodea.
  3. La tarea compartida aumenta el conocimiento, abre un espacio mental donde el pensamiento va sustituyendo a la excitación.

Las características del grupo taller así como su dinámica en el abordaje de las dificultades de aprendizaje de la lecto-escritura y sus resultados nos han animado a seguir este abordaje terapéutico y potenciar en nuestro servicio esta experiencia grupal.

En los últimos 5 años hemos venido realizando un promedio de 4-5 grupos por curso escolar, tratando en total a más de cien niños con dificultades en el aprendizaje. Nuestra experiencia está siendo ampliamente positiva y nos estimula a seguir manteniendo y a comunicar éste tipo de abordaje terapéutico.

Por otra parte, el hecho de que los padres asistan a un grupo paralelo ha permitido su sensibilización y acercamiento a las dificultades de sus hijos así como modificaciones en la relación.

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