Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

Teléfono: 640 831 951sepypna@sepypna.com
Domicilio social: C/ Sta. Isabel, 51 - 28012 Madrid
Aula formación: C/ Montesa, 35 - 28006 Madrid

La institución, el equipo de trabajo y la psicoterapia de grupos

PDF: hebe-institucion-equipo-trabajo.pdf | Revista: 39-40 | Año: 2005

En el proceso terapéutico se distinguen, al menos cuatro momentos claramente diferenciados:

  1. De inicio caracterizado por fuertes fantasías persecutorias y tensión corporal. La comunicación es radial y denota grandes temores para vincularse con los otros; miedo a la muerte y a la locura. La tarea de los terapeutas es escuchar, contener el dolor psíquico y ayudar a descubrir que pueden compartirlo con sus compañeros.
  2. La utilización de técnicas auxiliares, como los tests mencionados, facilita la externalización de los conflictos intrapsíquicos que emergen y son proyectados en los momentos iniciales de la instancia grupal. Esto permite la recolección transferencial y trabajar en el “aquí y ahora” los primeros movimientos transferenciales-contratansferenciales, configurándose como una herramienta diagnóstica y terapéutica.
  3. Paulatinamente, las dificultades lúdicas disminuyen, la transferencia comienza a circular entre todos y cada uno de los integrantes del grupo (pacientes y terapeutas). Es un momento grupal en el que en una misma sesión se oscila entre el agruparse y el configurar parejas en lucha por el liderazgo y luego, antes de terminar la sesión, reunirse en un juego compartido.
  4. La lucha por el liderazgo lleva al grupo a la expresión de la agresión. Las actividades se intercalan con acting-out, es necesario que estos últimos sean interrumpidos por los terapeutas ayudando a transformar la agresión en intercambios lúdicos y/o dar lugar a pensar en alternativas. En otras palabras, sostener la norma básica “no dañarse ni dañar a otros” es lo que permite la expresión de sentimientos persecutorios y depresivos.

En el momento de despedida por vacaciones, se movilizan las fantasías y emociones en relación a sus propias historias de abandono, lo que posibilita trabajar en el “aquí y ahora” la angustia de separación.
El estudio de la remisión de los síntomas por los que habían consultado, se realizó a partir de la aplicación, en los primeros momentos grupales, del “Child Behavior Checklist” (C.B.C.L.), de Achenbach y Edelbrock (1983), versión para padres, adaptada y estandarizada en Argentina por Samaniego (1999), para estudios epidemiológicos, y el Test de Matrices Progresivas de Raven (1951, versión para niños); aplicado para evaluar la capacidad de observar y captar relaciones recíprocas en figuras geométricas a partir del desarrollo de un método de razonamiento lógico por analogías.

Tanto con el CBCL como con el test de Matrices Progresivas de Raven se implementó la técnica de test-retest, mediando seis meses y un año de la primera aplicación. Tres de los púberes, a los que llamaremos: Fabián, Patricia y Micaela, al llegar a fin de año, habían cumplimentado los siete primeros meses de tratamiento; Gabriel, sólo había concurrido tres meses. Slapak y otros (2004) consideran conveniente que el primer retest se realice luego de seis meses de tratamiento, dado que en ese momento se va configurando la situación conceptualizada por Meltzer (1987) como “recolección transferencial”.

Para interpretar las puntuaciones obtenidas por los púberes en el test y retest del CBCL se tuvieron en cuenta las Medias (M) para poblaciones normales de varones (Mpnv) y de mujeres (Mpnm) y las M para poblaciones clínicas para ambos sexos (Mpcv; Mpcm). Samaniego, asesoró parte de este trabajo y autorizó consignar los parámetros estadísticos aquí utilizados. Las sesiones se registraron con video grabaciones, se supervisaron semanalmente, y con una frecuencia mensual se realizaron consultas al modo de supervisión de supervisiones.

Si analizamos los puntajes totales de los púberes que constituyeron el grupo, podemos registrar una disminución de los síntomas que se habían observado en el momento de la consulta, más allá de los problemas de aprendizaje. Las modificaciones a partir del tratamiento psicoterapéutico de grupo guardan estrecha relación con la severidad de la patología inicial que pudo ser captada a través del CBCL.

Cabe mencionar que los puntajes generales denotan cambios a partir de leves variaciones en las escalas, por lo que podemos señalar que estos cambios en el perfil sintomatológico de los púberes estudiados se inicia a partir de una evolución paulatina y aún sin consolidar en distintos aspectos que explora el CBCL. Por tal motivo consideramos pertinente la indicación de continuar con tratamiento psicoterapéutico en busca de ir más allá de la sintomatología descripta para facilitar un camino de sustituciones y cambios en la estructura psíquica misma. Además, no podemos dejar de señalar que si bien este trabajo refiere a los movimientos progresivos que se han dado en los integrantes del grupo psicoterapéutico, en todo cambio psíquico dichos movimientos se acompañan de necesarias regresiones. A pesar de ello, las modificaciones en la percepción de si mismo y de los otros, entre ellos, padres, docentes y pares, así como también el poder captar como otros lo ven, instala y amplia las posibilidad de dinamizar la estructuración psíquica.

Resulta llamativo que durante los seis primeros meses de tratamiento, el cambio más notable se suscite alrededor de “Problemas de atención”. Por el contrario la evolución en “problemas Ansiosos-depresivos”, “retraimiento”, “agresión” y “comportamiento antisocial” son más paulatinos y pueden observarse recién en la segunda instancia de retest.

Las importantes modificaciones que se observan en “Problemas de atención” nos permiten volver a afirmar lo referido en trabajos anteriores como el de Taborda y Díaz (2004, 2005) donde se señala que frente al sufrimiento psíquico la atención es una de las primeras funciones que se alteran y frecuentemente revela dificultades que no son de orden neurológico. El diagnóstico descriptivo de Déficit Atencional realizado por conductas observables captura las posibilidades de pensar en la diversidad de la conflictiva que tras él se esconde.

LOS GRUPOS DE ADOLESCENTES UNIVERSITARIOS

Los grupos de adolescentes, estudiantes universitarios, surgen en un primer momento como una modalidad de dar respuesta a una abultada consulta en el Servicio de Psicología del Centro Interdisciplinario de Servicios (CIS). Se constituyeron por jóvenes de ambos sexos cuyas edades oscilaron entre los 19 y 26 años, estudiantes de distintas carreras universitarias, aunque con un predominio de matriculados en la licenciatura en Psicología. En general habían consultado por dificultades en los estudios, en la adaptación a la vida universitaria y fobias a la situación de examen. En este caso el equipo terapéutico estaba constituido por un coordinador y un observador participante.

Si bien el material es extenso, y ha sido registrado en grabaciones de sonido y filmaciones, nuestro análisis hasta el momento se ha centrado en las primeras sesiones, intentando profundizar en los procesos que se ponen en juego en esos momentos, así como en los aspectos diagnósticos del grupo y de los miembros del grupo.

Tal como ocurre en los grupos de padres y de niños, la experiencia de atención individual previa al ingreso al grupo, tiñó con características particulares la dinámica del funcionamiento grupal posterior, configurándose como un modo que toma la resistencia. Así, las primeras dificultades se desarrollaron a partir del intento de establecer y desarrollar vínculos duales, ya sea con los terapeutas o con alguno de sus pares, en la búsqueda de una manera de apaciguar la intensa angustia de la nueva situación. Con los terapeutas este intento se veía reforzado por el hecho de que el diagnóstico previo fue realizado por esos mismos profesionales, situación que, además, permitía sentirse de alguna manera acompañados. En otros momentos se intensificaban los vínculos duales con los propios compañeros, presentándose a través de la tentativa de encontrar coincidencias y parecidos en las más diversas situaciones, como era la carrera que estudiaban o la provincia de procedencia. Recurrían a poner en juego procesos muy primitivos en un intento de aplacar los miedos y ansiedades canibalísticas que despierta siempre el ingreso a un grupo, pero además éstos se transformaba en resistencia en tanto la idea de estar pendiente de alguien o de algo les impedía sumergirse en la experiencia grupal. La seguridad que provee la fusión dual, se veía en serio peligro ante el intento de los terapeutas de promover la integración y cohesividad del grupo. Una de las actividades a las que fue necesario dirigir los mayores esfuerzos desde el equipo psicoterapéutico, tuvo que ver con la resolución de esta resistencia, que iba tomando diferentes características. En un momento posterior la sensación de bienestar manifestado en gestos o comentarios, expresa de otro modo la presencia de dicha resistencia, comparable a lo descripto por Anzieu (1986, pag.85) como “ilusión grupal”: “Llamo ilusión grupal a un estado psíquico particular que se observa tanto en los grupos naturales como en los terapéuticos o formativos, y que es espontáneamente verbalizado por los miembros de la forma siguiente: ‘estamos bien juntos, constituimos un buen grupo…’”. Son momentos de euforia, con una vivencia placentera semejante a un estado maníaco que podría compararse a la ilusión-idealización propia del enamoramiento y que pueden ser transicionales o cristalizar como permanentes. Este tipo de verbalizaciones, las expresiones faciales, sonrisas y gestos, daban la sensación de sentirse muy bien juntos, de “confort”, y de la fantasía de verse en el otro, a pesar de que lo único que pueden hacer por el momento es mirarse en lo que han proyectado en ese “otro”, mirarse en realidad a sí mismos, y escuchar solo lo que ellos quieren escuchar… Si bien estamos ante una modalidad con que se presenta la resistencia, es necesario aclarar que en sí misma está incluyendo la capacidad para desarrollar la transferencia, en la medida que ésta haya sido o no inscripta en el psiquismo de sus miembros.

La labor interpretativa fundamental de los terapeutas se dirigía al grupo como totalidad, refiriendo al “aquí y ahora” transferencial, y a partir de la comprensión de los movimientos regresivos que los mantenían con las modalidades de los grupos de supuestos básicos, en estos casos de dependencia y apareamiento. Para ello fue necesario acrecentar en cada uno de ellos, las capacidades de observación y tolerancia a la espera y al silencio, así como de la atención interesada. Cuando en la actitud del terapeuta subyace la reciprocidad con el paciente es posible mostrar, más allá de lo que se dice, la vivencia de las emociones. En este contexto se pone en marcha el pensamiento imaginativo, y así es factible vislumbrar lo que podemos llamar “la belleza oculta del paciente”, sus potencialidades de desarrollo y crecimiento, apoyados por el análisis de la contratransferencia y los hechos que se observan en cada sesión. La representación mental que paulatinamente el analista va construyendo del paciente, constituye el motor de entusiasmo en su tarea. ¿Es posible trabajar con una persona que consulta si no se confía en que tiene posibilidades de cambio psíquico?

La fuerza de las emociones que invadían al grupo en estos momentos tenían su correlato en las características que tomaban los sentimientos contratransferenciales, los cuales necesitaban ser procesados en diferentes momentos: a) los comentarios inmediatamente posteriores a la sesión entre terapeuta y observador; b) supervisiones, y c) internamente a partir del propio análisis. En cada uno de estos espacios se cumplía una doble función: por una parte de elaboración y por otra de comprensión y esclarecimiento de los fenómenos no advertidos en el momento. Cuando los terapeutas no están atentos, pueden llegar a dejarse capturar por esa fuerte emocionalidad con efectos variados, y que principalmente imposibilitan la comprensión empática en tanto se pierde la distancia óptima y necesaria. Solo en la medida que puedan manejar en ellos mismos estos sentimientos, podrán ayudar a que el grupo evolucione. Con esto queremos decir que el nivel regresivo disminuya, las defensas se tornen menos rígidas y, en términos bionianos, pueda ingresar al grupo de trabajo.

A partir de este material, hemos intentado sistematizar aquellos aspectos que tienen que ver con las posibilidades que los grupos ofrecen para el diagnóstico individual de sus miembros, y las características particulares del diagnóstico del grupo como tal.

Páginas: 1 2 3 4 5

Subir