Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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2010-07-15 Documento AEPEA Manifiesto a favor de un abordaje psicopatológico del funcionamiento mental

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AEPEA, Asociación Europea de Psicopatología del Niño y del Adolescente. www.aepea.org

Manifiesto a favor de un abordaje psicopatológico del funcionamiento mental

TRADUCCIÓN (Dr. Juan Larbán Vera)

– La Asociación Europea de Psiquiatría Infantil y del Adolescente (AEPEA) nació de un deseo de promover un modelo para comprender la psicopatología, tanto en nuestra práctica clínica y terapéutica con niños, como en nuestra investigación teórica. Este modelo es para nosotros portador de un espíritu de apertura, incluso si afirma enérgicamente ciertos principios que proponemos recordar aquí.

– La psicopatología toma ante todo como objeto de estudio el sistema de representaciones internas del niño, su funcionamiento, su lógica, sus secuencias y sus significados. Postula que todo niño, independientemente de la gravedad de su estado, es portador de una vida psíquica propia y que su enfermedad se encuentra dentro de un sistema que posee su propia coherencia interna, organizando las modalidades de relación el niño.

– La psicopatología afirma la existencia de una doble continuidad de la vida mental:

Continuidad de la vida psíquica del sujeto, entre lo normal y  lo patológico. Se corresponde con lo que Freud había visto y explicado en «Psicopatología de la vida cotidiana» en 1901.

Continuidad temporal que pone de relieve el vínculo entre, por una parte, determinadas formas arcaicas de relación o de funcionamiento mental, o algunas vivencias precoces, y por otra parte, la actual organización mental del niño.

– De esta forma, la psicopatología se centra en el peso de la historia individual, en las limitaciones del pasado y de la herencia trans-generacional, en la génesis de los trastornos psíquicos.

– La psicopatología también está estudiando el vínculo inter-psíquico establecido entre el niño y sus padres: la naturaleza de las proyecciones, de las investiduras, de los escenarios de fantasía compartida entre ellos. Si la psicopatología no es causalista, no por ello concede un papel menor en el curso evolutivo de la afección a lo que acontece entre padres e hijos a través de este vínculo.

– La psicopatología sitúa al niño en su contexto socio-educativo. Tiene en cuenta las múltiples deficiencias del entorno social o el peso de los acontecimientos que marcan la vida del niño. No obstante, le da menos importancia al suceso traumático que al impacto que representa la significación del evento en la psiquis del niño, así cómo la forma en que se reorganiza en el transcurso de esta experiencia.

– La psicopatología es principalmente sensible a los análisis del funcionamiento psíquico y su inclusión en las estrategias terapéuticas. El uso de psicofármacos en niños y adolescentes debe ser parte de esta visión de conjunto. Es en esta perspectiva que la psicopatología ayudará a comprender mejor el impacto de los medicamentos psicotrópicos en los procesos psíquicos.

– La psicopatología no es unificable, ni en cuanto al método, ni en cuanto al nivel epistemológico. No propone un modelo de referencia inequívoca, aunque el modelo psicoanalítico sea una referencia esencial. En su diversidad, la psicopatología debe permanecer inmune a los riesgos del dogmatismo y el confinamiento en teorías estáticas que pudieran invalidar su acción.

– El enfoque psicopatológico no descuida otros aspectos de los conocimientos psiquiátricos. No subestima el valor de los modelos de los descubrimientos de la neurociencia, de la neuropsicología cognitiva y de la genética. Tampoco desconoce el interés del enfoque nosográfico, incluso si se sitúa más bien una perspectiva trans-nosográfica que la lleva a delimitar su propio campo de investigación y objetos de conocimiento.

– La psicopatología es una práctica. Los modelos teóricos que ofrece se basan en esta práctica, al mismo tiempo que la alimentan.

– La psicopatología permite que cada uno tenga una representación personal, no reduccionista, de las preocupaciones del niño, de sus inquietudes, de sus expectativas, y de su capacidad para acoger las aportaciones terapéuticas.

– La psicopatología es una herramienta teórica y práctica, viva, dinámica y abierta a las contribuciones externas que permitan la comprensión del funcionamiento mental en su complejidad y diversidad.

Traducción: Juan Larbán Vera

Manifiesto a favor de un abordaje psicopatológico del funcionamiento mental

TRADUCCIÓN (Dr. Juan Larbán Vera)


– La Asociación Europea de Psiquiatría Infantil y del Adolescente (AEPEA) nació de un deseo de promover un modelo para comprender la psicopatología, tanto en nuestra práctica clínica y terapéutica con niños, como en nuestra investigación teórica. Este modelo es para nosotros portador de un espíritu de apertura, incluso si afirma enérgicamente ciertos principios que proponemos recordar aquí.


– La psicopatología toma ante todo como objeto de estudio el sistema de representaciones internas del niño, su funcionamiento, su lógica, sus secuencias y sus significados. Postula que todo niño, independientemente de la gravedad de su estado, es portador de una vida psíquica propia y que su enfermedad se encuentra dentro de un sistema que posee su propia coherencia interna, organizando las modalidades de relación el niño.


– La psicopatología afirma la existencia de una doble continuidad de la vida mental:

Continuidad de la vida psíquica del sujeto, entre lo normal y lo patológico. Se corresponde con lo que Freud había visto y explicado en «Psicopatología de la vida cotidiana» en 1901.

Continuidad temporal que pone de relieve el vínculo entre, por una parte, determinadas formas arcaicas de relación o de funcionamiento mental, o algunas vivencias precoces, y por otra parte, la actual organización mental del niño.

– De esta forma, la psicopatología se centra en el peso de la historia individual, en las limitaciones del pasado y de la herencia trans-generacional, en la génesis de los trastornos psíquicos.


– La psicopatología también está estudiando el vínculo inter-psíquico establecido entre el niño y sus padres: la naturaleza de las proyecciones, de las investiduras, de los escenarios de fantasía compartida entre ellos. Si la psicopatología no es causalista, no por ello concede un papel menor en el curso evolutivo de la afección a lo que acontece entre padres e hijos a través de este vínculo.


– La psicopatología sitúa al niño en su contexto socio-educativo. Tiene en cuenta las múltiples deficiencias del entorno social o el peso de los acontecimientos que marcan la vida del niño. No obstante, le da menos importancia al suceso traumático que al impacto que representa la significación del evento en la psiquis del niño, así cómo la forma en que se reorganiza en el transcurso de esta experiencia.


– La psicopatología es principalmente sensible a los análisis del funcionamiento psíquico y su inclusión en las estrategias terapéuticas. El uso de psicofármacos en niños y adolescentes debe ser parte de esta visión de conjunto. Es en esta perspectiva que la psicopatología ayudará a comprender mejor el impacto de los medicamentos psicotrópicos en los procesos psíquicos.


– La psicopatología no es unificable, ni en cuanto al método, ni en cuanto al nivel epistemológico. No propone un modelo de referencia inequívoca, aunque el modelo psicoanalítico sea una referencia esencial. En su diversidad, la psicopatología debe permanecer inmune a los riesgos del dogmatismo y el confinamiento en teorías estáticas que pudieran invalidar su acción.


– El enfoque psicopatológico no descuida otros aspectos de los conocimientos psiquiátricos. No subestima el valor de los modelos de los descubrimientos de la neurociencia, de la neuropsicología cognitiva y de la genética. Tampoco desconoce el interés del enfoque nosográfico, incluso si se sitúa más bien una perspectiva trans-nosográfica que la lleva a delimitar su propio campo de investigación y objetos de conocimiento.

– La psicopatología es una práctica. Los modelos teóricos que ofrece se basan en esta práctica, al mismo tiempo que la alimentan.


– La psicopatología permite que cada uno tenga una representación personal, no reduccionista, de las preocupaciones del niño, de sus inquietudes, de sus expectativas, y de su capacidad para acoger las aportaciones terapéuticas.


– La psicopatología es una herramienta teórica y práctica, viva, dinámica y abierta a las contribuciones externas que permitan la comprensión del funcionamiento mental en su complejidad y diversidad.

Traducción: Juan Larbán Vera

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