Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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Catalina nunca duerme sola

PDF: hayez-catalina-nunca-duerme-sola.pdf | Revista: 37-38 | Año: 2004

ESCUCHAR, PERO ESCUCHAR ¿QUÉ?

Como sus padres y sobre todo su madre, Catalina se muestra atenta y llena de buena voluntad, pero también pasiva, avara de palabras, con una débil capacidad de introspección, o más exactamente, de expresar lo que tiene en su mundo interior. Pedazo a pedazo, ella confirma que está satisfecha de sí misma y de su familia… aparte de este problema que enerva tanto a sus padres y que le da la impresión de que es una niña muy malvada.

Pero explorar las implicaciones de su problema, es otra historia!! En respuesta a nuestras preguntas, que intentamos que no sean ni demasiado inductivas, ni demasiado intrusivas, ella nos hace comprender que, durante la noche necesita de su madre: una gran tristeza se apodera de ella, se siente vacía si no va donde su madre… pero cuando está junto a ella, Catalina tiene calor, siente un gran bienestar y se duerme en seguida; a veces, pero no muy a menudo, también sucede que tiene miedo en la noche: la abuela materna en esqueleto, pasa la puerta y viene a molestarla o también, algunas fieras vienen a llevarla.

PRIMERA EVALUACIÓN

Esta etapa diagnóstica duró unos quince días y nos llevó a formular las siguientes hipótesis:

El comportamiento juzgado problemático en Catalina subsiste; e incluso, comienzan a mostrarse otros signos disfuncionales, durante la jornada, en parte debido a la respuesta inadecuada del ambiente: irritación, dramatización, consultas repetidas – sistema del cual formamos parte – culpabilización a la niña. Hay que calmar la situación, es decir, aligerar el peso de estos factores de mantenimiento, cronológicamente terciarios.

  1. Con el transcurso del tiempo, es posible que se haya instalado, una dimensión de adicción (factor causal cronológicamente secundario). El término parece fuerte, pero aquí lo explicamos: a lo largo de la vida, en muchos niños se instala y se mantiene una u otra conducta precisa, repetitiva, fijada tenazmente, que ha comenzado por los motivos más variados (casualidad… aburrimiento… vulnerabilidad orgánica… compensación o conflicto afectivo); esta conducta es la fuente de un placer que el niño busca reproducir, empujado por un impulso interior, más o menos fuerte. El “placer” debe ser tomado en una concepción amplia y muy diversificada, cada vez propia y particular a la persona concernida: placer corporal (“sexual”), anestesia de un displacer, borrachera de realizar un acto excepcional, placer de vivir una rabia o una afirmación de sí inconfesables y de ser más fuerte que sus padres, placer de un aumento de atención hasta, a veces, ser el centro del mundo, etc.

    A medida que el tiempo pasa, este placer central se mantiene, o se extiende, o es remplazado por otros… pero, incluso si hay acostumbramiento, es decir, incluso si la conducta problemática no genera tanto placer, es posible que se mantenga, como un automatismo tenaz, el equivalente comportamental de un rasgo de carácter.

    Las conductas de las cuales hablamos aquí, son muy diversificadas, a veces auto-eróticas (head banging, chuparse el pulgar, encopresis…), a veces comprometen a otros en un círculo relacional muy estrecho (mutismo selectivo, hábitos de sueño, ciertos rechazos escolares…)

  2. La problemática afectiva que, de cierta manera, habría precedido a la instalación de la conducta puede haber desaparecido o mantenerse en el transcurso del tiempo. En esta última eventualidad, podemos representarnos la conducta fija como que tiene una dimensión de adicción y otra dimensión más afectiva (por ejemplo, constituye también la compensación de una vivencia ansiosa, de una vivencia depresiva… constituye también una manifestación edípica más o menos desplazada, más o menos conflictiva, etc.).
  3. Y precisamente, en el caso de Catalina, persiste también y concomitantemente, una dimensión de angustia que habría sido el primum movens del asunto? Podemos conservar la hipótesis, aunque Catalina es discreta con respecto a esto y que, durante el día, ella no está ansiosa. Pero la noche sucede que su imaginación trabaja: ella piensa entonces en animales hostiles o en su abuelaesqueleto. Cuando la imaginación elabora tales imágenes o ideas ansiógenas, lo hace en virtud de mecanismos múltiples y no exclusivos unos de otros (Hayez, 1999):
    • A veces, traduce la existencia de un conflicto intrapsíquico, en el centro de la evolución de la neurosis infantil o de una neurosis más patológica; entonces, los fantasmas que hablan del conflicto, permanecen reprimidos y engendran productos deformados que pasan la barrera del consciente. Similar conflicto no puede ser excluido en Catalina, aunque clínicamente, no muestra los signos típicos de una neurosis.
    • En otros casos, la imaginación del niño parece alimentada masivamente por la de los padres y lo que es peligroso para ellos se vuelve lo mismo para aquel: incluso si, en el primer plano, los padres de Catalina parecen tranquilos y no le impiden enfrentar los pequeños riesgos de la vida, las transmisiones transgeneracionales más sutiles son susceptibles de existir: por ejemplo, el abuelo materno parece haber sido un padre muy duro; el padre reconoce que el abuelo paterno no bromeaba con la disciplina, el padre casi no puede afirmarse en una posición autoritaria: no excluimos que él pueda estar habitado por terrores de niño y que los transmita mezzo voce, a Catalina y a Julián.
    • En otros incluso, ciertas representaciones mentales atemorizantes se despiertan por estímulos condicionados, que en el pasado, estuvieron asociados a peligros verdaderos y graves: ni los padres, ni Catalina pueden decir nada preciso con respecto a esto… Es cierto que la abuela materna murió al comienzo de la noche hace 4 años… pero de allí a decir que el estímulo “obscuridad” está ligado, incluso hoy en día, a la amenaza de la muerte, nos parece un poco excesivo!!
    • Finalmente, otros niños son portadores de imágenes, recuerdos, palabras traumáticas reprimidas, susceptibles de operar en el inconsciente y de dar nacimiento, también a producciones deformadas que pasan la barrera del consciente bajo la presencia de estímulos análogos –estímulos de recuerdo de cierta manera–. Con respecto a esto, podemos especular sobre el hecho de que el pensamiento: “yo estoy sola, sin mamá” “recuerde”, cada cierto tiempo a Catalina, la experiencia de un gran peligro reprimido y grabado como recuerdo traumático… pero durante esta primera fase de exploración, ni los padres ni la niña pueden acceder a esto.
  4. Pero, quizá, el primum movens de este hábito tan bien fijado no fue del orden de la angustia, sino más bien del lado de la depresión y de la búsqueda de una compensación a una vivencia depresiva? Hasta los 5 años, Catalina es descrita como una niña sin historias. Entonces, pierde, uno tras otro, a su abuela y su estatus de hija única. Quizá, incluso su madre reaccionó particularmente mal a
    la muerte de la abuela, al punto de que Catalina tema que ella también pueda desaparecer… Incluso hoy, Catalina habla de “vacío” cuando no está cerca de su madre durante la noche: ¿expresa de esta manera una vivencia depresiva remanente, inscrita en ella y/o en resonancia con una tristeza que adivina en su madre?
  5. Y si se tratase de la rabia? Rabia de un pequeño niño (5 años), todavía parcialmente en la edad del pensamiento mágico, frente a un evento doloroso, que los padres no pudieron impedir? Rabia no dicha como tal, pero expresada indirectamente en un comportamiento tenaz que, también, podría revestir la dimensión de una protesta actuada: “Tú, al menos, ¿yo te guardo bajo mi control?”… Rabia cargada de culpabilidad y que explicaría quizá el regreso de la abuela como un fantasma hostil…
  6. En cuanto al padre, podríamos decir, a primera vista que no participa en toda esta historia, como sucede en la relación conyugal: es discreto, avaro de palabras, aburrido por su hija. El solo relató un cierto enervamiento cuando las circunstancias lo obligaron a dejar varias veces el lecho conyugal.
  7. Si reflexionamos bien, podemos pensar que si él se hubiese mostrado más seductor con su esposa y más autoritario, en el momento en el cual madre e hija comenzaban a posicionarse como objeto antidepresivo y contrafóbico la una para la otra, quizá podría haber obtenido que no se instale una dimensión de adicción. En el momento del inicio de las entrevistas, ni él, ni su esposa no parecían poder tener actitudes firmes, con las cuales impondrían la separación a la niña, sin ceder a sus lloros y protestas.

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