Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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¿Qué elementos aporta el juego al diagnóstico?

PDF: garcia-elementos-juego.pdf | Revista: 27 | Año: 1999

IV. FUNCIONES DEL JUEGO

El juego es el principal medio de comunicación utilizado por el niño. Dicha actividad infantil constituye el eje principal del desarrollo temprano del niño y avanza simultáneamente con su evolución global.

Los distintos tipos de juego: autocrático o dramático, sólo, en parejas, o en forma interreaccional, siempre reflejan un estado del desarrollo de sus capacidades y también un intercambio entre las mismas tendientes a: equilibrar las demandas del ello, el yo y el superó; diferenciar y experimentar la realidad y la fantasía, manifestar las relaciones objétales; la simbolización, la comunicación verbal y conducta; poner en marcha los mecanismos de defensa y de adaptación. A través del juego podemos observar la evolución de cada una de estas áreas, y en consecuencia esta actividad infantil es una herramienta a tener en cuenta durante el diagnóstico psicológico del niño. (8).

Juego como medio de Comunicación.

Una de las principales funciones del juego es que constituye un importante medio de comunicación empleado en la infancia; es un sistema de lenguaje. Es de tipo espacial, en la que se incluyen más elementos del proceso primario como el mecanismo de condensación y desplazamiento, y temporalidad actuados en el juego mismo (Siquier de Ocampo).

El juego tiene la estructura del diálogo que evoluciona a partir de la diada madre-hijo (4).

La forma más temprana de comunicación tiene lugar sin la mediación de símbolos verbales y no verbales. De manera directa, pura e irresistible, el niño transmite sus sensaciones a su madre. Si el bebé está inquieto o dolorido, lo que hace es despertar esa inquietud en su madre. Él moviliza a que su madre experimente ese malestar que él mismo todavía no puede aguantar dentro de sí. La mamá debe hacer frente a estas sensaciones de inquietud y luego responder apropiadamente y dar alivio a su bebé. Esta respuesta constituye, probablemente un prerrequisito esencial que permite al niño reconocer en forma gradual que el comportamiento es significativo y que le ayuda a comunicarse (6).

En este sentido, el juego constituye un importante instrumento diagnóstico porque “imprime determinadas características a los contenidos psicológicos que el niño comunica, y a través de su polimorfismo expresivo, el niño transmite de distintas maneras una misma fantasía inconsciente”(5).

La mayoría de las veces el niño elige jugar para comunicarse por la naturaleza ilusoria y alusiva del juego, que le proporciona representaciones ricas en significado, y también un relativo control y seguridad debido a que dicha actividad se desarrolla en una zona segura (suspensión de la realidad) (8). En el próximo punto hablaremos de ello en forma más detallada.

El juego es como un puente entre la fantasía y la realidad. (Winnicott).

La más temprana descripción, la realizó Freud cuando señaló que “lo opuesto al juego no es aquello que es serio sino aquello que es real”. En otras palabras, cuando reconocemos que una acción es una “actividad lúdica” implícitamente estamos reconociendo que tal actividad no es la cosa real. (6)

Freud (1924) comparó la utilización del juego en niños, de adultos neuróticos como un “sustituto de la realidad” para distinguirla de la pérdida de realidad que ocurre en la psicosis. La principal diferencia entre fantasía y juego es que éste último casi siempre va acompañado de la acción. (8)

Esta realidad suspendida, presupone que el niño sea capaz de discernir entre realidad y juego y que dichas actividades lúdicas no tengan consecuencias en la realidad (8).

La suspensión de la realidad propia del juego, refleja un eslabón significativo situado entre fantasía y acción directa; entre la realidad interna y la realidad externa conformando un puente entre ellas. Dicho puente o zona intermedia se lo puede considerar como una zona segura, en la cual el niño experimenta sin necesidad de hacer frente a los peligros y las dificultades del mundo externo. (6). En esta zona segura, el niño también puede expresar un deseo de poder y controlar la acción ante cualquier suceso que pueda aumentar o disminuir la producción de placer.

Samuel Ritvo sostiene que si el conflicto se vuelve intenso y largo, se acompaña de regresión y formación del síntoma, el juego tiende también a volverse estereotipado, repetitivo, empobrecido y dominado por mecanismos defensivos. Pierde la riqueza creativa de ilusión e imaginación la cual promueve el progreso en el desarrollo.

Estos rasgos distintivos del juego son importantes porque proporcionan información práctica y fidedigna durante el proceso psicodiagnóstico y la planificación del tratamiento. (8)

Estatus del Ello, el Yo y el Super yo

El juego sirve como una transición que va desde la acción hacia el pensamiento, es una “acción en proceso”; y es difícil decir con certeza cuándo comienza y qué aspectos son característicos del juego.

En este sentido, el principal interés del psicoanálisis radica en una particular forma de juego en la cual se observa la presencia del deseo. El juego deseado o imaginativo, normalmente comienza durante el segundo año de vida, mediante la coordinación de los recursos del yo; incluyendo además, la adquisición del lenguaje, la capacidad de distinguir la realidad externa de la interna; la permanencia del objeto, el inicio de la internalización de expectativas y demandas parentales, las defensas del desplazamiento, la externalización, la transformación de pasivo en activo y la identificación.

Con la incorporación del lenguaje en el juego infantil, el niño es capaz de señalar tanto a sí mismo como al observador, y también es capaz de distinguir qué es juego para él y qué no. Al juego imaginativo o deseado, lo utiliza como un dominio en el cual las fantasías y conflictos pueden desplazarse desde la esfera interna hacia la externa, configurándose así un nivel de realidad suspendida, (en el cual hay elementos que le pertenecen y otros que dejan de pertenecerle).

Como podemos observar existen dos nociones implícitas en esta formulación:

1. El sujeto del juego infantil está determinado por la organización de los impulsos y por las relaciones objétales. 2. Las modalidades de juego se configuran conforme al desarrollo de las funciones del yo -memoria, exploración de la realidad, simbolización, lenguaje y habilidad motora. La forma y complejidad del juego reflejan la estabilidad e integración de dichas capacidades y el contenido representa los logros y conflictos que provienen de cada fase del desarrollo (8)

Es importante considerar aspectos técnicos que nos aporta el juego, uno de ellos es el rol del desplazamiento en el juego y el juego como una preparación para el futuro.

Rol del desplazamiento en el juego

Freud entendió que el niño a través del juego transforma la pasividad en actividad y provee un cambio que va desde la vivencia de sentirse víctima hasta la experiencia de sentirse agresor. Más aún, este cambio puede ser una revivencia de la situación original. Por ej. un niño que ese día fue al dentista y cuando llega a casa juega a ser dentista. Ya se sabe que el niño necesita ser capaz de simbolizar para poder transformar su rol en el juego y de esa manera emplear en él el mecanismo desplazamiento. (8)

El juego es una preparación al futuro

El juego no sólo revela puntos de fijación sino que también revela los pasos que introducen al niño en su futuro. Cuando cambia su rol pasivo en activo, ellos aceptan el rol que les gustaría ser o desearían convertirse. Por lo tanto en el juego se puede observar la influencia del yo ideal y el trabajo del Yo para dominarlo. (8)

La actividad lúdica revisa el pasado, refleja el presente y también proporciona una expresiva construcción de la curiosidad permitiendo al niño prepararse a desenvolver futuros desafíos y oportunidades. (8)

Relaciones Objetales: Actitudes Parentales hacia el Juego

Por más que los padres no estén directamente implicados en el proceso de diagnóstico y tratamiento, es importante considerar las actitudes de los padres hacia el juego de su hijo.

Winnicott considera que el juego refleja una recapitulación de las más tempranas experiencias de omnipotencia vividas en la relación con su madre. Porque el juego establece y conforma en el niño controles mágicos que sirven de base para desarrollar un sentido de sí y organizar un sentido de yo/no yo.

Si los padres no son capaces de contener este dominio de los impulsos, y de la creatividad o si sus propios conflictos desalientan o interrumpen las actividades lúdicas, imaginativas y placenteras del niño, entonces se pueden cerrar una significativa gama de relaciones con los objetos y los demás.

Otro aspecto importante es ver cómo las actitudes parentales contienen y elaboran sus propios juegos infantiles. Algunos analistas como Winnicott, estuvieron particularmente interesados en la influencia que ejercen las actitudes parentales sobre la habilidad del niño para emplear el juego al servicio de la adaptación intrapsíquica. (8).

Plaut (1979) da importancia a la habilidad de los padres para jugar con sus hijos. Por ej. un padre que no estuvo dispuesto a jugar plácidamente en su propia infancia, es posible que tenga más dificultades para disfrutar del juego con sus hijos.(8)

Delia Battin recuerda además que los niños que pasan su infancia en instituciones no les es posible jugar o tienen dificultades para ello. Esto es debido a que el niño sólo puede manifestar su interés y entusiasmo en actividades lúdicas siempre y cuando sus cuidadores primero, hayan depositado ese interés y confianza en el niño. Tanto en la economía de la libido como en las finanzas uno no puede sacar aquello que no ha sido depositado! (8)

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