Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

Teléfono: 640 831 951sepypna@sepypna.com
Domicilio social: C/ Sta. Isabel, 51 - 28012 Madrid
Aula formación: C/ Montesa, 35 - 28006 Madrid

Violencia, aniquilación y desobjetalización

PDF: macias-violencia-aniquilacion-desobjetalizacion.pdf | Revista: 33-34 | Año: 2002

TEORÍAS CLÁSICAS SOBRE LA VIOLENCIA

Psicológicamente la violencia es la fuerza despiadada y brutal empleada con el objetivo de someter a alguien. Intentaremos resumir en el siguiente cuadro sinóptico los diferentes enfoques que han propuesto una comprensión teórica de la violencia, algunos de los cuales desarrollaremos con detenimiento en las páginas siguientes.


EL PUNTO DE VISTA DE LA ETOLOGÍA

Konrad LORENZ ilustró con su excepcional capacidad didáctica, dos tipos de reacción agresiva en el animal. La agresividad intra-específica, que es el comportamiento hostil hacia otro sujeto de la misma especie, puede provocar acciones destructoras entre los mismos, mientras que la agresividad inter-específica está al servicio de la supervivencia, del equilibrio funcional entre las especies y de la salvaguardia del territorio. Entre más combativo es el sujeto más grande será su territorio, que deber defender contra las incursiones extranjeras, de manera que la noción de territorio adquiere para los etólogos una importancia aritmética proporcional a la agresividad de los combatientes. Se trata de una función variable pero intangible, en relación directa con la potencia combativa del propietario y con el número de inquilinos dispuestos a defender las fronteras.

Las observaciones etológicas convergen por lo tanto en la descripción de una agresividad intra-específica que es tanto más drástica en tanto en cuanto el grupo social está más estructurado, jerarquizado y dominado por un líder incontestable. La combatividad se manifiesta en el seno de la colectividad por la defensa de una jerarquía celosamente protegida, en defensa de la familia y del grupo contra otros grupos similares, y en la salvaguardia del territorio indispensable a la supervivencia del microcosmos social. Sin embargo en condiciones de vida normales, LORENZ insiste sobre el hecho de que la agresividad no busca la muerte del adversario, muerte que si ocurre suele ser una consecuencia accidental, pero no un fin en sí misma.

Al correlacionar la agresividad con el territorio, LORENZ nos ofrece una lectura esclarecedora sobre la superpoblación que soportan las urbes contemporáneas. Si cada sujeto precisa un mínimo de espacio vital, a menor territorio disponible para el conjunto de la horda, mayor agresividad, por aumento de la promiscuidad y por la falta de espacio.

En lo que nos atañe, los estudios de LORENZ han permitido ilustrar en la vertiente biológica varios conceptos psicoanalíticos centrales, como la relación entre Instinto y Pulsión, que no deben entenderse como términos equivalentes. El instinto responde a una pura necesidad biológica (hambre), mientras que la pulsión parte de ese mismo estado de tensión y de excitación interna para expresar la necesidad psicológica que tiene el Sujeto del Objeto. Por otra parte, los instintos son aquellas tendencias que tienen como función garantizar la supervivencia del individuo y de la especie, son comunes a todos los seres humanos y están programados filogenéticamente (alimento, lucha, huida, sexualidad, etc.). A diferencia de las pulsiones, están relacionados con actos reflejos anclados en el cuerpo que carecen de expresión psíquica, la connotación imaginaria aconteciendo sólo a posteriori. Las pulsiones en cambio, que están para FREUD ancladas en lo somático, se expresan a nivel del psíquismo, “bajo una forma desconocida por nosotros”.

A partir de los estudios etológicos podemos diferenciar por lo tanto la agresividad de la VIOLENCIA cuyo objetivo no es la defensa del territorio, ni la protección de los congéneres, sino la MUERTE irracional y gratuita del adversario, la muerte por la muerte, por el mero ejercicio del instinto de matar. La agresividad no es lo mismo que la violencia que se ejerce mediante el ejercicio del sadismo y la necesidad de matar.

COMO COMPRENDEMOS LA VIOLENCIA DESDE EL PSICOANÁLISIS

Uno de los más interesantes trabajos psicoanalíticos sobre la cuestión que nos ocupa, y del que nos hemos ampliamente inspirado, es una conferencia del Profesor René HENNY, titulada “Metapsicología de la violencia”. Es curioso que alguien tan pacífico, tan humano como HENNY, tuviera un interés declarado por la cuestión de la violencia. Ya en 1967 había efectuado una comunicación ante la Sociedad de Higiene mental del cantón de Vaud – Suiza, titulada “Psicoanálisis del Odio”, donde comenzaba diciendo: “L’homme est un tueur – El hombre es un asesino”. Desgraciadamente las contribuciones más interesantes de este psicoanalista suizo no han sido publicadas en los medios habituales, por lo que permanecen inaccesibles al gran público.

HENNY señalaba por aquellos años que la sola idea de que el hombre es violento, desde el origen de los tiempos, suscita en nosotros la negación y la angustia. Dicho sentimiento de angustia que experimentamos ante la evocación del horror, no es en absoluto patológica ya que puede ser el principio de una toma de conciencia. Desde que el hombre es hombre, pero sobretodo antes que fuera homo sapiens, el hombre ha descargado su violencia sobre sí mismo y sobre los demás. A medida que el hombre se ha “civilizado”, las formas de la violencia se han hecho cada vez más crueles y sofisticadas, de manera que ya no existen límites para el horror, como tampoco los hay para la inhumanidad del hombre. La violencia no es sólo un fenómeno exterior sino un rasgo constitutivo de la condición humana.

Una concepción psicoanalítica de la violencia debe ir más allá de las concepciones habituales de ese término. Definida como una situación de hecho relativa a la naturaleza, la violencia es sinónimo de una acción de fuerza de carácter intenso o excesivo, que se despliega sin orientación particular y se desencadena sobre el medio en el que se manifiesta.

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8

Subir