2012-05-30 «A Pola: un adios, un reconocimiento y un recuerdo»
Madrid, mayo de 2012
A POLA: UN ADIÓS, UN RECONOCIMIENTO Y UN RECUERDO
Fernando Cabaleiro
El pasado 21 de marzo falleció en Madrid Pola Tomás (Pola Ivancich Monserrat, viuda desde hacía unos años de Jaime Tomás Iruretagoyena). Como Pola Tomás, o sencillamente Pola, la conocíamos en SEPYPNA. Si menciono apellidos es para que quienes la hayan conocido menos, sitúen más fácilmente a esta mujer argentina que palpitaba con la vida de los españoles. Hija de una madre mallorquina y de un destacado médico de Rosario de origen croata. Esposa de un psiquiatra vasco exiliado desde muy joven en Méjico, que fue Presidente tanto de de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) como de la de Madrid (APM). Y madre de tres hijos que viven en Madrid.
Pola Tomás fue solemnemente nombrada Miembro de Honor de SEPYPNA en 1993 con ocasión de nuestro Congreso de Salamanca. Entonces hizo su semblanza nuestra compañera Marian Fernández Galindo. Está recogida en el nº 15 de nuestra revista para quien quiera consultarla. Fue nombrada, tanto por su valía profesional como por el reconocimiento que la Sociedad tenía hacia ella.
En lo profesional, Pola Tomás realizó sus estudios de Filosofía en Buenos Aires, donde tomó enseguida contacto con el mundo del psicoanálisis. Recordar muy brevemente que su formación se fraguó en relación a H. Racker, Marie Langer, Arminda Aberastury, Pichon-Rivière, Emilio Rodrigué, Betty Goode de Garma, Alberto Campo y un largo y rico etcétera, que llega hasta Paula Heimann, a quien visitaba con frecuencia cuando ya vivía en Madrid. Su interés por el mundo psíquico infantil en dificultades fue una constante desde sus comienzos profesionales, formándose y colaborando con Arminda Aberastury o trabajando en Servicios psiquiátricos de Hospitales pediátricos con niños, padres y profesionales. Impartió también formación en psicoanálisis infantil a los candidatos de la APA.
Ya en Madrid desde el 73, participó en la consolidación y desarrollo de la APM, de la que fue Miembro Didacta. Pero Pola Tomás no se limita al psicoanálisis en diván y, consciente de la carestía y avidez formativa de profesionales de adultos confrontados con una creciente demanda de niños y adolescentes en la Asistencia psiquiátrica pública, trabajó con ellos de forma incansable y gratuita, especialmente en Leganés y Móstoles. Organizó allí grupos de supervisión clínica y de formación. Un buen número de sus integrantes harían, posteriormente, parte de SEPYPNA.
Cuando al iniciarse los 80, tras algunos encuentros preliminares en España y fuera de ella, pusimos el andamiaje de SEPYPNA – una buena parte de nosotros regresábamos de formarnos en Suiza -, el panorama español, y por tanto el madrileño , era en general un páramo en la asistencia pública de los problemas psíquicos de niños y adolescentes. Por supuesto cuantitativamente, en recursos, pero también cualitativamente. No era una asistencia integral. El biologicismo y el conductismo reeducativo obviaban, en general, la existencia de un mundo psíquico interno organizado, hacia el que se pudiera enfocar, en coherencia con él, un trabajo psicoterapéutico. Niños y adolescentes quedaban así privados de una escucha y comprensión más en profundidad de sus conflictos y dificultades. SEPYPNA tenía – y sigue teniendo – un gran reto por delante, y con Pola Tomás, que estaba en el mismo “tajo”, enseguida nos encontramos.
Ella se convirtió en una activa aliada de SEPYPNA. Participaba en nuestras Jornadas y Congresos, enriquecía los coloquios, pronunciaba algunas conferencias inaugurales, animaba a compañeros que aún no nos conocían a asistir y participar en nuestras actividades y, en fin, facilitaba relaciones y contactos de interés para los objetivos de la Sociedad. En alguna ocasión llegó a prestar su propia casa para que el comité organizador hiciese la recepción de los ponentes que venían de fuera.
Cuando en una época pasada, y en contra de lo habitual, surgieron opiniones y actitudes en la APM, difícilmente comprensibles, de distanciamiento y prevención hacia las tareas de SEPYPNA, Pola Tomás, como otros psicoanalistas de la APM, no dudó en reafirmar donde procediera el interés psicoanalítico de nuestro trabajo clínico, psicoterapéutico y formativo. Pola Tomás no ejercía de “falso -self” psicoanalítico . Tenía profundas convicciones psicoanalíticas y muy claras las exigencias de una formación, pero no corria detrás de ningún Santo Grial del psicoanálisis. Sabía bien, a mi entender, del sentido y sinsentido de lo sagrado.
Siempre admiré en ella su capacidad para visualizar y transmitir de forma clara y oportuna la escena infantil que estaba latiendo detrás de cualquier situación relacional, aún de la más recalcitrantemente adulta. Cualidad que considero un alegato a favor de la importancia de la formación y la práctica clínica en niños de todo psicoterapeuta o psicoanalista de adultos.
Pola, hace años que, por circunstancias diferentes, dejó de venir a nuestros Congresos, pero su interés y cariño hacia SEPYPNA, siguió haciéndose sentir. Todos nuestros Congresos tuvieron un hermoso ramo de flores que embellecía el estrado y que ella puntualmente enviaba.
Hacía ya un tiempo que Pola no estaba bien de salud. Pese a todo acudió contenta, en junio de 2010, cuando SEPYPNA le hizo saber que queríamos tenerla entre nosotros en la inauguración de la nueva sede de la Sociedad en Madrid. Pretendíamos que fuese también un encuentro-homenaje de carácter íntimo hacia ella. Estuvo y estuvimos todos muy a gusto. Nuestra compañera Ana Jiménez y nuestro presidente Juan Manzano, le dedicaron palabras de elogio, reconocimiento y afecto. Ella también las tuvo hacia todos y, tras ilustrar algunos pasajes de su vida, a los que se había hecho referencia, nos animó a proseguir el rumbo emprendido por SEPYPNA.
Pola siguió, pese a su salud más delicada, disfrutando de la vida en un círculo más reducido. Algunos de nosotros hemos seguido mantenido encuentros amistosos con ella, y puedo decir que se sintió en todo momento muy querida y acompañada por los suyos y especialmente por un nietecillo con quien jugaba y conversaba enormemente, lo que hacía todas sus delicias.
SEPYPNA ha hecho llegar unas flores a su entierro en la patria vasca de su marido, y en nuestro reciente Congreso del pasado abril en San Sebastián, lucieron flores, palabras de recuerdo, simpatía y cariño, y todos guardamos un momento de silencio por ella. SEPYPNA tendrá siempre en el mejor lugar de sus recuerdos a Pola, su Dama de Honor y amiga.
Fernando Cabaleiro
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