2012-04-05 Hiperactividades y deficit de atención Recensión por Juan Manzano
Recensión del libro “HIPERACTIVIDADES Y DÉFICIT DE ATENCIÓN” realizada por el Dr. Juan Manzano
Este libro llena un vacío en España y en los países de lengua castellana y responde a una necesidad evidente.
El tema es tratado en todos sus aspectos por diferentes colaboraciones profesionales experimentales de une forma clara y precisa; cada aportación enriquece así el conjunto. Resulta une verdadera guía para la comprensión y el abordaje practico sin simplificaciones abusivas, representando el estado actual de nuestros conocimientos.
En efecto, la presencia en los niños de una realidad clínica consistente en la asociación de síntomas de hiperactividad y de déficit de la atención y de la concentración, más o menos intensa, es conocida y descrita desde hace casi un siglo, denominada en la literatura francófona “inestabilidad psicomotora”. El interés –y la sobreestimación– de esta asociación de síntomas reposa esencialmente sobre dos razones:
- La existencia, desde hace unos 40 años, de un tratamiento sintomático (metilfenidato y equivalentes)
- La tendencia natural y comprensible de los padres a localizar lo más posible los problemas de los hijos y esperar del tratamiento farmacológico sintomático la curación total no sólo de los síntomas concretos de hiperactividad y déficit de la atención, sino de todos los demás que, generalmente, acompañan al síndrome, considerando a éstos como secundarios y consecuencia de aquellos. Los padres son confortados en esta convicción por algunas publicaciones y consejos profesionales. Esta generalización va aún más lejos y se extienden incluso a trastornos que no presentan el síndrome de TDAH. Esta esperanza de los padres se renueva periódicamente con cada generación.
Estas circunstancias anteriores dan como resultado una confusión diagnóstica y terapéutica de consecuencias negativas que hacen imprescindible una mayor clarificación y precisión. En la base de la confusión diagnóstica se encuentra el hecho de que existen esquemáticamente, como es sabido, dos modelos generales de comprensión de la realidad clínica de los trastornos mentales: el modelo fisiopatológico, característico de la medicina en general, que explica exclusivamente los trastornos a partir del conocimiento del funcionamiento normal del organismo (la fisiología del sistema nervioso) Es esta concepción la que subyace en las clasificaciones DSM-4 y CIM-10. El modelo psicopatológico considera que la neurofisiología por sí sola no permite describir el funcionamiento normal, lo que hizo necesario el desarrollo de la psicología; los trastornos son aquí entendidos como las alteraciones del psiquismo normal. Este modelo psicopatológico no excluye el punto de vista fisiológico sino que lo integra y es compatible con los conocimientos actuales en neurociencias, al considerar el funcionamiento psíquico y neurofisiológico como un todo organizado- una estructura, una persona- que no es una simple adición de las partes que la componen. En consecuencia, las alteraciones, cualquiera que sea su causa (orgánicas o conflictos psíquicos) no pueden ser vistas como una simple relación aislada de causa-efecto sino como un reajuste general para mantener lo máximo posible los objetivos de garantizar la unidad y la cohesión del organismo y permitir la adaptación. La clasificación de los trastornos es aquí la de las organizaciones, de las estructuras disfuncionales patológicas de la personalidad.
En este contexto, la asociación sintomática hiperactividad y déficit de la atención es considerada por el modelo fisiopatológico como un síndrome aislado (TDAH) resultante de una causa orgánica (en este caso aún no demostrada). Los síntomas y signos patológicos que le acompañan en la mayoría de los casos serán considerados como “comorbilidad”, es decir, otros trastornos o enfermedades independientes, sin relación con el TDAH; por ejemplo: trastornos del aprendizaje, de la conducta, personalidades límite (“borderlines”), relacionales, afectivos, impulsividad, etc.
Por el contrario, en el modelo psicopatológico se tratará de diagnosticar primero la estructura general de la personalidad de la cual estos síntomas serían una de las manifestaciones. Es evidente que, según el modelo que se aplique, resultará una lectura de la realidad pronostica y evolutiva diferente y una intervención terapéutica igualmente distinta.
Esta obra constituye una excelente síntesis de los puntos de acuerdo que existen y facilita la decisión terapéutica en cada caso individual y personalizado. Personalmente le recomiendo a todos los profesionales.
Juan Manzano
Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA)
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