Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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Intervención terapéutica breve en un fracaso escolar

PDF: manzano-intervencion-terapeutica-fracaso-escolar.pdf | Revista: 11-12 | Año: 1991

E. Toledo Ruiz
Profesora Asociada del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica. Universidad Complutense de Madrid (España).

Juan Manzano
Psiquiatra, Psicoanalista, Jefe del Servicio de Guidance Infantile de Ginebra.

Comunicación presentada el 23 de noviembre de 1991 en el curso del V Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente, celebrado en Vitoria

Bruno es un niño de 11 años, que viene a consulta con sus padres desde 125 km. de distancia, con un punto de urgencia común a ambos: 6 suspensos en la última evaluación, y suspensos en el curso anterior, si bien pasó el curso.

Nuestra pauta de trabajo en la entrevista fue:

1. Impresión general:

  • Del niño: es la de un niño de edad inferior y “aspecto angelical”.
  • Del padre: sensato y preocupado, no entiendo el por qué suspende y “necesito que me orienten”.
  • De la madre: invasora (tira los abrigos y bolsos encima del sofá del analista), coloca medio cuerpo en la mesa del analista.

2. Anamnesis de otros puntos problemáticos:

El padre y la madre dicen que ha cambiado en estos dos últimos años, está agresivo. Está retrasado respecto a su hermana, que es un año menor.

El niño dice que no ha cambiado, que es como siempre, que se pelea con “los compañeros del colegio y dice palabrotas a los profesores.

Preguntando a los padres por estos datos, refieren haber sido llamados por el Director del colegio diciéndoles que “Bruno es especial”. Cuando el padre dice esta frase, sus ojos se llenan de lágrimas y nos comenta que llevó a este colegio a su hijo, que fue el suyo, y que siente que lo echen.

La madre interviene diciendo: “yo soy la culpable de esta situación: yo crecí en la calle y cada vez que mi hijo sale a ella creo que le van a pegar. Yo he pegado a mis hijos muchas veces: se me escapa la mano, si bien luego me siento mal, pero no puedo evitarlo. Bruno comenzó a pelearse en el colegio después de ser pegado por un niño, al hablar yo con la madre del niño nos pegamos; desde ahí es la conducta agresiva de mi hijo en el colegio”.

3. Diagnóstico diferencial

Entre trastorno reactivo o la interiorización del conflicto.

4. Exploración de Bruno

Con tests proyectivos, dibujo libre y WAISS y para evaluar funciones del YO.

  • Inteligencia: impresionaba de baja. (Dato confirmado por el WAISS escala total: 80)
  • Lenguaje: pobre (expresión y comprensión), usando términos incorrectos constantemente, si bien valoramos su origen rural y de zona deprimida, quedando muy evidente este desfase que se confirmó con el WAISS (Edad Media: 9 años).
  • Motricidad: fina y gruesa conservada, posiblemente superior a su edad.
  • Tipo de pensamiento: Reiterativo. Bloques sistemáticos.
  • Actitud: dispuesta.
  • Test de Realidad: confunde realidad interna con externa.
  • Mecanismos de defensa
    • Proyección de la agresión fuera: “los compañeros la toman conmigo”.
    • Mecanismos maníacos de reparación.
    • Falo en la represión.
  • Relación de objeto

    • Identificación: masculina pasiva.
    • Identificación femenina sádica.
    • Súper YO: rígido y cruel.
    • Transferencia: se sentía perseguido por el terapeuta en la entrevista (pendiente si se tomaba una nota), bloqueándose constantemente al hablar y mirando de reojo al terapeuta.
  • Diagnóstico

    El conflicto estaba interiorizado, si bien su desarrollo psicológico está sin terminar, se trata de un posible trastorno en la organización de la personalidad de tipo psicopático (3,02).

    Pauta de trabajo

    A. Devolución de Bruno, explicándole cómo funcionaba y los problemas en los que se vería envuelto si continuaba actuando así (potenciar el YO y actuar como Súper-Yo).

    B. Devolución a los padres

    • Explicación del conflicto psíquico de Bruno y cómo repercutía sobre su bajo rendimiento escolar, al que considerábamos un niño “un poco retrasado” C.I. = 80 ), pero creando la esperanza de que si lográbamos que Bruno “saliese de sus peleas” podría realizar una formación profesional excelente, dada su habilidad manual.

      El padre lloró. “Quería que mi hijo estudiase lo que yo no pude, yo soy albañil”.
      La madre expuso los trabajos manuales tan bonitos que Bruno realizaba y, que “su chico no es tonto”, es muy cariñoso y sociable le quieren todos los vecinos.
      El terapeuta reforzó la sociabilidad de Bruno (siempre que no interviniese la competitividad).

    • Evitar comparaciones con la hermana. Explicando que el desarrollo intelectual de las niñas es más temprano.

    C. Buscar profesor particular que le ayude, si bien lo entrenamos para que no se involucrase en el tipo de relación “agredir/ser agredido” que le iba a tender Bruno en clase.

    D. Supervisión de la profesora. Primero cada 15 días y luego una vez al mes, durante un total de 3 meses.

    El problema más difícil de solucionar con la profesora era que admitiera trabajar sin que fuera su objetivo que aprobase el niño. Se le mostró su dolor “narcisista” profesional, pero la importancia de conseguir en un niño de 10 años “un espacio mental de tranquilidad” desde donde pueda aprender, y así indirectamente conseguir que aumente su rendimiento.

    Se retomaban las situaciones que le planteaba Bruno en clase para que manejase el tipo de relaciones “agredir/ser agredido”.

    E. Repetir curso y cambio de colegio

    F. Terapia de pareja a los padres

    En las dos primeras sesiones, con 15 días de separación entre ambas, se trabajó:

    • Buscar en el padre y señalar su proyección sobre el niño, “Debilidad” y favorecer la identificación creando actividades comunes.
    • Buscar en la madre y señalar su confusión con el hijo, “habla de su hijo como de Vd. misma”.
    • Señalar la dificultad en separarse del niño mostrando “el contacto tan extremo entre ambos que a veces es doloroso”.

    En la tercera sesión nos plantearon el modelo de relación de pareja. “No puedo con ella, no razona”, decía el padre.

    La madre decía, llorando:” llega por la noche a casa y es contar cosas que pasan en el día sin importancia, pero a mí me desbordan”.

    El terapeuta trabajó: hablar parecía agredir en lugar de comunicarse lo cotidiano. Ambos reconocieron no dialogar nunca y que éste es el sistema que existe en el hogar, vices, peleas y reconciliaciones. Y que se daban cuenta que era lo que Bruno hacía en el colegio.

    En la cuarta sesión, un mes después, nos dijeron no haberse peleado por primera vez en los 12 años de casados. El padre planteó la conducta de su mujer ante escenas sexuales de T.V., colocándose delante de la pantalla para taparlas, lo que provocaba en ambos hijos una actitud de búsqueda constante de temas sexuales. La madre reía y reía mientras lo contaba el padre.

    Terapeuta: preguntó a la madre “¿qué opina del sexo?”

    La madre dijo que tenía gran vergüenza y contó las experiencias de provocación, agresión y sumisión a las que su madre la sometía en su noviazgo (lo que hizo llorar a la madre).

    El padre la cogió de la mano en la sesión y le dijo que eso ya pasó: se casaron pronto por este motivo y nunca tuvieron relaciones si no estaban en armonía.

    Terapeuta: reforzó al padre el sentido de límite, con la suegra, con la esposa (en la escena de la televisión) y con el hijo.

    En la quinta sesión, transcurrió un mes, se encontraban bien, “esto es otra vida”, pero se angustiaban porque la hija mostraba envidia hacia Bruno.

    La madre recordó y elaboró la envidia de su madre con ella y su esposo cuando eran novios, lo que la llevó a emanciparse muy joven. Pedían al terapeuta hablar con la niña.

    El terapeuta hizo una intervención sobre la envidia: “esto son cosas frecuentes entre madres e hijos, pero Vd. la reconoce, lo que la distingue de su madre”.

    También mostró el padre una discusión con Bruno por no hacer bien la quiniela.

    El terapeuta señaló la dificultad en admitir que Bruno no haga las cosas perfectas.

    El padre sonrío y dijo: “es duro admitir la realidad”.

    En la sexta sesión, se pidió una consulta urgente: Bruno había peleado en el colegio, los habían llamado de la Dirección.

    El terapeuta trabajó la dificultad en que todo no sea perfecto.

    Ambos padres se dieron cuenta de que la angustia les había bloqueado, no pudiendo hablar con su hijo de otros datos que tenían de la pelea, donde no parece que Bruno fuese el único culpable, sino que partió de otro alumno como se había verificado por el profesor de clase.

    El terapeuta señaló el tiempo que Bruno llevaba sin pelear (5 meses).

    Ya se había conseguido plaza en un nuevo colegio, hablando con la profesora, si bien los padres tenían temor a que Bruno callese de nuevo en “esa conducta”.

    En la séptima y última sesión estaban tranquilos y trajeron al terapeuta magdalenas y bollos que ellos mismos habían hecho en el pueblo. El terapeuta los aceptó.

    Bruno estaba tranquilo, había crecido (12 cm.), su aspecto era el de un niño normal para su edad.
    Enseñó al terapeuta un libro de educación sexual que tenía y explicó cómo iba a la biblioteca del colegio a por los libros, porque no tengo una biblioteca grande como “la de Vd.” (Fue la primera vez que Bruno habló de Vd. al terapeuta).

    Los padres decían que era otro hogar. Ellos hablaban, “hay tranquilidad y orden”. Contaban cómo Carmen (la hermana) provocaba a Bruno con envidias, pero éste le decía: “que te puedo, que soy más grande que tú”, pero no entraba en peleas con ella.

    El terapeuta preguntó a Bruno por la profesora y éste respondió: “quiero a mi seño mucho, me enseña cosas del parvulario, por ej., lo que significa (=) yo antes Dra. escribía la palabra (igual), pero suspendo aún lenguaje, si bien apruebo el resto”.

    El terapeuta elaboró con Bruno el permanecer en el curso otro año: “para que recuperase esas cosas que no recordaba del parvulario”.

    Bruno habló de los amigos que dejaba en el colegio.

    El terapeuta elaboró la tristeza de no estar junto a ellos 8 horas todos los días, pero que podría verlos en el pueblo los domingos.

    Bruno dijo que venían a buscarle a la salida de la profe, los que eran sus amigos y que conocería a otros niños más.

    El terapeuta, para escribir este artículo, habló con la profesora: se sentía muy gratificada, quería que el terapeuta la orientase. “Cuando me metí en esto me pareció una aventura difícil, hoy me siento enriquecida, siento que algo distinto a lo habitual en mi profesión puedo hacer por estos chicos”.

    Comentarios

    Si se pensó en esta modesta intervención fue por la distancia que había del domicilio familiar al del terapeuta, quedando a 80 km el terapeuta más cercano al domicilio familiar, y a la alta experiencia de mi supervisor en intervenciones terapéuticas breves. Sinceramente he quedado muy sorprendida con los resultados. Y seguramente se los debo a la experta supervisión del Dr. Manzano, sin cuyo quehacer profesional no hubiesen sido posibles estos resultados.

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