Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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El proceso evolutivo del ser humano: desde la dependencia adictiva hacia la autonomía

PDF: larban-proceso-evolutivo-ser-humano.pdf | Revista: 43-44 | Año: 2007

Larbán Vera, Juan
Psiquiatra y Psicoterapeuta.

Texto revisado y actualizado en septiembre de 2007, extraído de la conferencia pronunciada en la sala de cultura de “Sa Nostra” en Ibiza, el 29 de mayo de 1998 con motivo de la campaña de sensibilización que sobre salud mental e infancia, organizó APFEM, Asociación Pitiusa (Ibiza y Formentera), de Familiares de personas con Enfermedad Mental y de niños con autismo y otros trastornos generalizados del desarrollo.

En las dos situaciones que describo a continuación creo que hay un ejemplo de lo que sería la anti-salud mental en la infancia.

Poema de Heberto Padilla
A este hombrecito se le ha pedido su tiempo,
su tiempo para unirlo al tiempo de la historia.
Se le han pedido sus manos
porque en una época difícil
no hay nada mejor que un par de buenas manos.
Se le han pedido sus ojos,
ojos a veces velados por las lágrimas,
ojos para contemplar
el lado limpio de la vida
porque para el horror; un ojo extrañado basta.
Se le han pedido sus labios secos y cuarteados
para afirmar; para erigir;
con cada afirmación, un sueño.
Se le han pedido sus piernas,
sus piernas duras y nudosas
porque en tiempos difíciles,
¿hay algo mejor que un par de piernas
para el acercamiento o la huida?
Se le ha pedido el bosque
que le alimentó de niño
con su árbol obediente.
Se le ha pedido su seno, su corazón, sus hombros,
y se le ha dicho,
que todo era estrictamente necesario.
Y se le ha explicado después
que todos estos dones serían inútiles
si no daba su lengua,
porque en los tiempos difíciles
no hay nada más útil,
para anudar el odio o la memoria.
Y finalmente se le ha rogado, por favor;
que empiece a caminar
porque en los tiempos difíciles,
es ésta sin duda ninguna, la prueba decisiva.

En este poema se puede ver cómo desde esa visión que tienen a veces los padres o la sociedad, visión del niño como de “ese hombrecito” o como de “ese pequeño adulto”, se le está quitando toda posibilidad evolutiva porque se le niega un tiempo y un espacio que le pertenecen para evolucionar y para desarrollarse. Creo que es un poema que expresa muy bien esto que les estoy diciendo. Es decir, cómo a ese niño se le desposee de todos sus atributos y derechos para evolucionar, para vivir, para desarrollarse, y cómo al final del poema se le pide que además sea independiente. O sea, que se le quita todo lo necesario para desarrollarse y al final, se le pide lo imposible: que evolucione y que avance.

Las declaraciones de la Coordinadora de las diferentes asociaciones científicas de psiquiatría y salud mental de la infancia y adolescencia, que están fechadas en 1990 y que actualmente siguen vigentes, constituyen también un ejemplo de cronificación. No hay movimiento evolutivo, las cosas después de ocho años siguen siendo prácticamente las mismas que en el año 90.

Y lo que es peor, diez años antes de 1990 también estaban igual o peor. Poco, muy poco se avanza en la prevención, promoción y atención de la salud mental de nuestros niños y adolescentes; nuestros adultos y padres del mañana.

En diciembre de 2003 y septiembre de 2007, fechas de la revisión de este texto, la salud mental infante-juvenil sigue siendo doblemente marginada, tanto desde el sistema sanitario como de la salud mental (de adultos) en general. Las especialidades de psiquiatría infante-juvenil y psicología clínica infante-juvenil todavía no están reconocidas en España. Único país de la Unión Europea en que esto ocurre. Los recursos profesionales son escasos y la mayoría no específicamente formados. Los dispositivos asistenciales ambulatorios e intermedios (hospitales de día y centros de tarde) muy deficitarios en el primer caso y ausentes en el segundo caso en muchas comunidades autónomas de nuestro país, como ocurre en Baleares y más especialmente en Ibiza. Las hospitalizaciones siguen sin hacerse en pediatría como estipula la ley. Los mayores de catorce años son hospitalizados en las unidades de hospitalización psiquiátrica de adultos. Panorama desolador, gravemente cronificado y altamente cronificador que no parece tener expectativas de cambio.

Los profesionales debidamente formados en psiquiatría infante-juvenil, aunque no acreditados oficialmente en España, se encuentran con la paradoja y el inexplicable agravio comparativo de no poder trabajar en su especialidad en la Unión Europea, mientras que los especialistas de otros países de la misma, sí que pueden hacerlo en España. En el Real Decreto 1691/1989, de 19 de diciembre (ley española), al referirse a las condiciones de formación de los médicos especialistas en psiquiatría infante-juvenil, se exige a los médicos de la Comunidad Europea un mínimo de cuatro años de formación especializada para que dicho título de la especialidad les sea reconocido a todos los efectos en España. Lo que estipula una ley española para los ciudadanos de la Unión Europea, no lo hace ni lo ha hecho hasta ahora para los ciudadanos de su propio país. ¿En qué país vivimos?

Después de exponer estos dos ejemplos de anti-salud mental, tengo ahora en mis manos un folleto. Se titula “Infancia y salud mental”. Este folleto está editado por FEAFES (Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Enfermos Mentales) con motivo de la celebración del pasado Día Mundial de la Salud Mental, el cual estuvo dedicado a la salud mental infantil. Pues bien, en este folleto he subrayado dos puntos que conviene aclarar porque se prestan a contradicción y a dudas. Dice así el primero de ellos:

“El niño/a potencialmente enfermo/a: es un niño/a que no recibe afecto, al que se le ignora, al que no se le deja moverse, que nunca elige, solitario, que no juega, recibe contradicciones de los mayores, no se siente protegido, al que no se le enseña nada y no siente curiosidad por nada”.

El segundo punto dice lo siguiente:

“El niño/a sano/a: es un niño/a que recibe afecto, al que se le habla, se le escucha y se le estimula, al que se le da espacio y oportunidades para moverse, al que se le ayuda a saber elegir, que tiene amigos, al que le gusta jugar y utilizar su imaginación, que no recibe contradicciones de los mayores, siente seguridad, se le ayuda a comprender el mundo que le rodea, siente la necesidad de descubrir y experimentar”.

He subrayado la palabra “afecto”. Éste es un concepto muy amplio. A mí me gustaría aproximarlo a lo que yo entiendo que es la base primordial y primitiva de lo que es el amor, y lo que es el afecto en el ser humano. Diría que la base del afecto y del amor más fundamental y primitivo, que se puede extender a todas las relaciones amorosas y afectivas, sería la necesidad de ser comprendidos por el otro como si éste nos acompañase interiormente en lo que estamos viviendo, sin confundirse con nosotros.

Esa necesidad de comprensión interna, de empatía, creo que estaría en la base de la relación afectiva profunda. Luego veremos que esto también tiene una gran importancia en el desarrollo y la capacidad, por parte del niño y del adulto, de poder estar a solas consigo mismo de forma creativa y sin sentirse desamparado interiormente. Si uno se siente acompañado interiormente desde pequeñito, está alimentando y creando una presencia interna que luego le sirve en los momentos en los que está solo. Esto lo considero como uno de los elementos indicadores y potenciadores de salud mental de primer orden.

La capacidad creativa de estar a solas consigo mismo, en el niño, se manifiesta sobre todo en la capacidad de jugar de forma simbólica a través de juegos donde los personajes simulan situaciones, etc. Es así como el niño aprende de la vida y crea un mundo imaginario.

Además, pasa de la inteligencia sensorial y motora a la inteligencia más simbólica y, por lo tanto, a todo aquello que tiene que ver con el lenguaje. Lo simbólico es aquello que es más importante por lo que representa que por lo que es. Por ejemplo, es la capacidad de un niño de ponerse a jugar con un lápiz haciendo como que es un avión. El objeto no es importante por lo que es, sino por lo que representa para el niño. Esta capacidad creativa de estar a solas consigo mismo difícilmente se puede conseguir cuando, desafortunadamente, los padres tienen poca receptividad y disponibilidad para hacer ese acompañamiento interior de sus hijos. El resultado es la sensación o vivencia de que muchos niños y jóvenes se sienten interiormente huérfanos a pesar de estar al lado de los padres. Éste sería también uno de los elementos sociales que no sería potenciador de salud, sino todo lo contrario. La ausencia del otro, cuando lo hemos interiorizado de forma positiva, permite desarrollar la capacidad de estar a solas consigo mismo de forma creativa.

El ser humano tiene la necesidad psicológica de un tiempo y espacio de soledad (que no es lo mismo que la soledad), en equilibrio con la necesidad de apego, de vinculación con el otro, para su sano desarrollo.

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