Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente

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La simbolización y el proceso psicodiagnóstico: apuntes para un seminario

PDF: puertas-simbolizacion-proceso-psicodiagnostico.pdf | Revista: 25 | Año: 1998

Aún no son símbolos auténticos porque no existe ese doble registro consciente-inconsciente que define al símbolo. El objeto transicional tiene una atribución intermitente consciente de ser y no ser una extensión del sujeto. Es un objeto en tránsito entre la ecuación simbólica y el símbolo. Para crear símbolos auténticos el niño contará con un espacio potencial en su interior generado del espacio dialéctico:

  • madre-bebé
  • fantasía-realidad
  • ilusión-desilusión

Este espacio interno permite tolerar la ausencia ya que está dotado de la capacidad creativa de recrear el objeto ausente.

Para Winnicott es el espacio de la trinidad:

Vemos que la evolución va de la unidad a la trinidad, pasando por la dualidad.

El apuntalamiento de la fantasía mágico-omnipotente en el espacio psíquico del niño, apuntalamiento surgido de una madre “que permite al bebé creer en la ilusión que él ha creado el objeto-realidad” permite el desarrollo de la subjetividad, de la creatividad y el asentamiento de la propia identidad.

Ejemplo:
Otro paciente, tras recibir una interpretación del temor a que le robe algo interno me contesta: es más que algo, es un espacio.

Me corrige, porque la amenaza es mayor, está hablando del espacio winnicottiano dónde uno se siente arraigado en su propio ser, su identidad.

Todos los autores coinciden en afirmar que solamente con la aparición de la posición depresiva, es decir con la conciencia más instalada del no-Yo y la vivencia de estar separado, aparece la representación simbólica.

Vamos viendo que a nivel inconsciente nunca aceptamos esa separación, la connotación simbólica de lo externo, de lo ajeno viene a darse por la renuncia y también por la no-renuncia, pero ésta a nivel inconsciente. Diríamos que el ser humano acepta la separación, manteniendo ocultamente un cordón umbilical con el mundo.

3. PATOLOGÍA DE LA SIMBOLIZACIÓN

Vamos a hablar de cuando este proceso se interrumpe. Aquí también los diferentes autores coinciden en asociarlo a una no-diferenciación suficiente entre sujeto y objeto.

Para Klein el monto excesivo de identificaciones proyectivas estarían impidiendo, como veíamos, la elaboración en la primera fase de la asunción de la diferencia, es decir la diferencia sujeto-objeto.

En situaciones óptimas veríamos que se consigue la trinidad

Esto se logra gracias a la diferenciación sujeto-objeto, así que podemos pensar que:

En la misma proporción en que existe una frontera entre el sujeto y el objeto existe una frontera entre lo simbolizado y el símbolo.

Cuando el sujeto y el objeto se confunden, se confunde el símbolo con lo simbolizado, no hay distancia entre ambos, se diluye la trinidad.

Se establecen relaciones duales con los límites confundidos, el Yo está desdibujado, confundido con el objeto, el Yo no puede asumirse como sujeto.

La ecuación simbólica sería ese símbolo abortado, es decir un símbolo que no funciona como representación de algo interno, y a la vez con entidad propia. La ecuación simbólica denuncia el fracaso de la separación-individuación. La no-distancia entre el sujeto y el objeto va en paralelo a la no-distancia entre el símbolo y lo simbolizado.

Sujeto = Objeto
Símbolo = Simbolizado

Para Segal, los primeros símbolos son ecuaciones simbólicas propios de la fase esquizo-paranoide y vigentes en la parte psicótica de la personalidad. Hay que acceder a la posición depresiva para que el símbolo como tal se constituya.

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